Page 165 - Anuario AC/E de cultura digital 2018
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Bloggers, booktubers, bookstagrammers... ¿dis- tintos e iguales? 153 Todos ellos responden a unas características comunes: son muy lectores y
les gusta compartir sus lecturas, y para hacerlo utilizan los canales que tienen como referencia (las redes sociales) y a través de los cuales se comunican habitualmente (aunque seguro que también lo hacen en su día a día analógico). Destacan por la pasión, la originalidad y la creatividad con las que viven y con las que comunican su amor por la lectura y son exponen- tes del poder que otorga el hacerlo entre iguales (una herramienta poderosa de prescripción a cualquier nivel, el boca a boca).
Porque la comunicación oral tiene una presen- cia constante en nuestras vidas; hablamos y escuchamos en todos los ámbitos en los que nos desenvolvemos, desde la esfera privada a la pública, y son las competencias que más prac- ticamos en los espacios académicos, laborales, sociales y de ocio. La oralidad es también, a la vez, instrumento de aprendizaje, herramienta de la que nos servimos para transmitir conocimien- tos, dar instrucciones, intercambiar opiniones, exponer trabajos, etc.
En este sentido, el entorno digital facilita, apoya y promueve esta comunicación bidireccional que tiene como base el discurso oral. El crecimiento espectacular de los canales de vídeo es un claro ejemplo de esta nueva era de la oralidad y capta el interés de todo tipo de público y edades que acuden a estas fuentes tanto para encontrar información práctica como conocimientos aca- démicos, saberes o reflexiones relacionadas con la actualización profesional o evasión a través de las opciones que ofrece la ficción.
En cuanto a la adquisición de las competencias orales, generalmente aprendemos a hablar en el entorno familiar, antes de nuestra escolarización. Llegamos, por tanto, a la escuela sabiendo hablar, pero, aunque el inicial aprendizaje de la lengua oral tiene un carácter espontáneo y se basa fundamentalmente en la imitación, la es- cuela y otros espacios educativos deben brindar
a los individuos oportunidades de perfeccionar su modo de expresarse oralmente y ayudarlos a conseguir comunicarse de una manera correcta y eficaz.
También el entorno digital nos ofrece múltiples oportunidades de mejorar nuestra expresión oral y de educar nuestro oído, sea a través de los mencionados canales de vídeo, sea por medio de aplicaciones diversas, de los relatos de ficción que incluyen sonidos, músicas y diferentes op- ciones de locución o de los propios audiolibros, historias narradas de forma oral y concebidas específicamente para ser escuchadas.
Todo este abanico que encierra la oferta digital son valiosas herramientas que ayudan a las personas a conocer más a fondo y mejorar el manejo del código oral, a ser conscientes de
los diferentes registros y de las convenciones del medio. Son herramientas que, a la postre, contribuyen a que niños, jóvenes y adultos se desenvuelvan de forma más consciente y crítica en contextos orales de comunicación y a que disfruten también de estas situaciones, como emisores y como receptores.
Estos recursos digitales nos ayudan a cultivar y enriquecer las experiencias de escucha, a comu- nicar y exponer de forma atractiva y sintética, también a establecer diálogos fluidos, a adaptar la comunicación a un determinado contexto y
a utilizar de manera activa y efectiva códigos y habilidades lingüísticas y no lingüísticas. En defi- nitiva, nos permiten progresar y adquirir mayores competencias en la expresión y comprensión
de los mensajes orales que se intercambian en situaciones comunicativas diversas.
Este ejercicio alterno del papel del orador y
del que escucha que propicia el entorno digital favorece también el desarrollo de tareas coope- rativas, el respeto y el trabajo en equipo. Cultivar las actitudes del buen oyente no es un asunto baladí; aprender cuándo hablar y saber cuándo callar también son factores primordiales del éxito en toda comunicación oral. Considerar que
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El lector en la era digital