Page 154 - Anuario AC/E de cultura digital 2018
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• Porque hay que rentabilizar y gestionar de manera eficaz los presupuestos de los que se dispone y distribuir de una forma equili- brada la inversión, de tal manera que resulte rentable.
• Porque la selección la debe construir cada equipo de profesionales que dirige y ges- tiona un proyecto o servicio, que sabe lo que quiere conseguir y es capaz de sopesar un conjunto amplio de factores y no estar simplemente a merced de intereses eco- nómicos, tendencias del mercado y modas, personalismos, etc.
Hay muchas razones, de índole cualitativa unas y cuantitativa otras, de carácter general o particu- lares en cada caso, con origen dentro o fuera de un proyecto o servicio de lectura. Lo importante, en todo caso, es que nuestra elección sea cons- ciente, tanto del «producto» que tenemos entre manos como de la «necesidad» que pretende- mos cubrir con él.
Seleccionar, pero ¿cómo?
Antes de poner en marcha el proceso de se- lección debemos crear una escala de medida y unos procedimientos que unifiquen la mirada y la forma de proceder de todo el personal que intervenga en la tarea y que nos permitan esti- mar el valor de las obras.
El primer paso será establecer un conjunto de criterios de selección, generales y específicos, que nos servirán para dibujar el perfil óptimo de las diferentes tipologías de materiales que vamos a analizar. Ese «ideal» que perfilan los criterios será el espejo frente al cual colocaremos la obra que se evalúa a fin de determinar en qué grado se acerca o se distancia del modelo.
Esta confrontación de la obra con el modelo ideal establecido es lo que nos permitirá emitir un juicio y argumentar la síntesis valorativa resultado del proceso de evaluación.
Los criterios que podemos barajar obedecen a distintas categorías:
• Unos estarán más centrados en la obra en sí, en sus aspectos literarios o como fuente de información.
• La tipología y el soporte en el que se presenta la obra marcarán también miradas especiales.
• Otros fijarán más la atención en los grupos de lectores a los que se dirigen.
Es importante que estos criterios establecidos se combinen de manera flexible con una buena dosis de sentido común, inteligencia, habilidades organizativas y profesionales y un buen conoci- miento de la oferta de lecturas y del perfil de los lectores.
Para ayudar a aplicar en la práctica la batería de criterios, nos apoyaremos en un conjunto de pa- rámetros, marcaremos una serie de indicadores por cada parámetro definido y estableceremos unos procedimientos o protocolos de actuación.
Seleccionar, ¿con qué criterios?
La labor de selección debe estar presidida y regirse por una serie de criterios de carácter general y un conjunto de criterios específicos que se aplicarán en función del tipo de obra.
Nos valemos de los criterios para establecer una línea graduada de aceptación y de rechazo que nos sirve para medir la calidad de una lectura. Pero más que una frontera rígida entre lo bueno y lo malo, los criterios dibujan un contorno de obra ideal a partir de las cualidades que estimamos deberían tener las obras de una determinada categoría o tipología. Este referente que se toma como modelo es una herramienta que nos per- mite analizar una lectura en concreto, compararla y relacionarla con otras, y, en definitiva, elegirla o rechazarla en función del valor estimado.
LOS MATERIALES DE LECTURA
El lector en la era digital
















































































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