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La idea de los creadores de este dispositivo —Jo- hannes Schöning, Tom Bartindale, Patrick Olivier, Dan Jackson y Antonio Krüger— era permitir a los escritores ampliar su gama de expresividad
en la forma en que se cuentan historias, permi- tiéndoles adaptarse mejor al contexto de sus lectores. De esta forma, la historia inventada se adaptaba al lugar en que era leída, cambiando los nombres de sitios, de monumentos..., según la ubicación del lector.
En la aplicación The Silent History87 vimos de nuevo este tipo de propuesta. En este caso la historia se desarrolla de manera activa, llevando más allá de la lectura los conceptos de lugar y tiempo, dado que no solo hay que leerla en parte en la calle, sino que también cuenta con un tiempo específico (la historia dura aproxima- damente un año). El lector recibe diariamente partes para su lectura, partes que se denominan «testimonios», donde se cuenta la historia de un grupo de niños sin capacidad de hablar, pero sí, al parecer, de comunicarse entre ellos.
Figura 16. The Silent History.
Fuente: http://www.thesilenthistory.com
En conjunto, el ebook se divide en seis partes y cada parte se divide a su vez en otras partes más pequeñas, episodios de diez a quince minutos de duración que se envían al dispositivo de los lectores cada día de la semana durante un mes. La parte interactiva se desarrolla como si fueran «informes de campo», que son lugares específi- cos geoetiquetados de todo el mundo.
Según su propio autor, la idea surgió de la necesidad de aprovechar al máximo las posibili-
dades de las nuevas tecnologías para crear una narrativa digital que no se limitara a tener más o menos interacción. Por el contrario, se buscaba que la historia se fuera construyendo en espacios reales, como en la vida misma, gracias a estos nuevos soportes móviles que nos acompañan allí donde vamos.
En efecto, la localización puede ser en ocasiones uno de los factores que nos invitan a leer una historia. En ella se basa también la herramienta Placing Literature88. La idea básica de esta propuesta es poner en contacto a libros y lecto- res a través de esos lugares en los que suceden las historias. Esta web permite a los lectores participar y geolocalizar sus lecturas, de tal modo que todo el mundo puede ver en el mapa en qué lugares del mundo suceden algunos libros, tanto los que están leyendo en un momento determi- nado como otros por descubrir.
París, Londres, Nueva York, Barcelona, Madrid, Berlín, entre muchas otras, son localizaciones clásicas de la historia de la literatura. Pero puede haber un buen número de ciudades, regiones o incluso lugares como barrios, jardines, plazas, etc., en las historias que, por diversas razones
o intereses personales de cada lector, también sean considerados muy interesantes de encon- trar o señalar.
El espacio de la narración también puede evocar sensaciones, emociones, significados universales o individuales, valores o alegorías que experi- menta cada lector. Hasta la fecha ofrece más de tres mil ochocientos lugares localizados, y acompañados de imágenes y vídeos gracias a
la labor colaborativa de todos los lectores que participan en la herramienta.
En definitiva supone el desarrollo de un proyecto crowdsourcing para crear el gran mapa literario de todo el mundo. A mayor participación e introducción de datos —solo es necesaria un cuenta en Google—, mayor eficacia y libros y lugares que descubrir. Sin duda, una herramienta sobre todo para los muy lectores con la inquie-
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El lector en la era digital