Page 146 - Anuario AC/E de cultura digital 2018
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Estos desarrollos (bien planteados y concebidos) suponen una considerable mejora en los niveles de interactividad, algo que, además de atractivo, resulta de especial interés en los libros de no ficción o en los de texto, en los que se pueden integrar ejercicios en los cuales el lector puede explorar los objetos en 3D desde todas las pers- pectivas posibles para abordar distintos temas.
Narrativas transmedia y crossmedia
El siguiente «nivel» en lo que respecta a aprove- chamiento de la tecnología en la creación lite- raria podría estar representado por la narrativa transmedia y la narrativa crossmedia. La primera se refiere a historias contadas de distintas maneras en diferentes plataformas, que cuentan con la participación de los lectores. Transmedia no es enriquecer la versión digital de un libro con enlaces, vídeos o podcasts, ni tampoco adaptar una obra al formato audiovisual.
Una historia transmedia se expande a través de diferentes plataformas incorporando nuevos contenidos, personajes y tramas, aunque no es necesario acceder al contenido narrado en cada una de las plataformas para comprender la historia en su conjunto. Cada formato permite al autor contar su historia, pero de una forma distinta. No se trata de añadir extras dado que cada medio forma parte de la historia, aportando una experiencia de lectura diferente. Los lectores hacen suya la historia y la transforman en múlti- ples obras derivadas.
Figura 14. Imagen de La Zona, una serie original de Movistar que ha apostado por este tipo de fórmula transmedia y que constituye uno de los últimos ejemplos que han visto la luz, en la estela de El Ministerio del Tiempo. Fuente: http://lazona.movistarplus.es
Las narrativas crossmedia, por su parte, son historias que se extienden por medio de distintas plataformas, con diversos autores y estilos, aportando información a la construcción de un relato unitario y sin sentido autónomo si no
se experimenta todo el conjunto. La principal diferencia con la narrativa transmedia es que el relato no se entiende si no se accede a todas la plataformas.
Ejemplos de este tipo de narrativas en el sector del libro hemos vistos algunos. El primero fue El silencio se mueve, de Fernando Marías, una obra que ha contado con mucho reconocimiento
en nuestro país por ser considerada la primera novela transmedia en español. La novela en formato papel se ampliaba a través de la página web personal del protagonista, el hijo de un ilustrador, Joaquín Pertierra, así como a través de la web de otro ilustrador (Javier Olivares) que estaba reuniendo reproducciones de su obra. El rastreo de esas obras se convertía casi en una novela paralela a la que se lee en papel, que
dio su fruto también en forma de exposiciones, coloquios y reflexiones.
Pomelo y limón, de Begoña Oro, ganadora del Premio Gran Angular 2011, también apostó por el transmedia. La obra está disponible en papel y en formato digital con contenidos enriquecidos, y además incluye como parte relevante de la trama el blog de la joven protagonista de la historia78. Ese mismo año se publicó también Cielo rojo, de David Lozano, en cuyo desarrollo del argumento tiene gran importancia la información contenida en el blog secreto de un periodista muerto79. El lector tiene que acompañar a los protagonistas en el proceso de dar con la contraseña que per- mite acceder a él, pero además tiene el privilegio de poder ser él quien teclee la contraseña en la vida real y de acceder a la par que los personajes.
La propuesta transmedia que más éxito parece haber cosechado en nuestro país es Odio el rosa80, de Ana Alonso y Javier Pelegrín. Una serie distópica en la que la elección del transmedia se debe a su intención de atraer a los jóvenes hacia
    LOS MATERIALES DE LECTURA
El lector en la era digital




















































































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