Page 132 - Anuario AC/E de cultura digital 2018
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trayectos en coche (27 %) y los ratos de paseo y tiempos de prácticas deportivas (25 %).
¿Tenemos una idea real del perfil del lector en España?
Todos estos datos nos proporcionan una idea aproximada de cómo son las personas que se consideran lectoras en nuestro país y cuáles son sus intereses y hábitos lectores, si bien utilizan diferentes criterios y metodologías que dificultan la interpretación conjunta de estos informes
e infografías. Pero dejan de lado a todas las personas que, aun siendo lectoras, no tienen
una conciencia de serlo. Por ejemplo, las que todos los días dedican un tiempo dilatado a leer noticias en Internet para mantenerse al día de las cuestiones de actualidad, pero que responden que no son lectores digitales en las encuestas.
Y es que, tal y como afirma de manera atinada Luis González, director de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, en su aportación al informe La lectura en España que ha visto la luz este año49,
La lectura puede ser entendida como un conjunto muy amplio de prácticas culturales o como una actividad reducida a algo mucho más concreto. Podemos contemplar esta polisemia tan rica en forma de círculos concéntricos, como aquellos de la Comedia de Dante. El círculo exterior comprende una idea de lectura que incluye cualquier actividad lectora, con independencia de la finalidad, el contexto, el soporte, la duración o el tipo de conte- nido. A partir de ahí, los círculos más cercanos al centro mismo van excluyendo progresivamente vertientes de esta actividad; por ejemplo, si no se trata de lectura en el tiempo libre o su contenido no es literario o su práctica no es individual. Así pues, ¿en qué piensa el encuestado español a quien se pregunta si le gusta leer?
A lo que añadiríamos: ¿en qué piensa el encues- tado español cuando se le pregunta si lee? Así, a todos estos informes habría que añadirles, como poco, algunos datos de consumo de contenidos
en Internet, porque si no las informaciones que se están barajando no están contemplando el amplio conjunto de lectores que pueblan la Red para ponerse al día, comunicarse o desarrollar otros usos relacionados con nuevas prácticas de lectoescritura. En otras palabras, no están con- templando los diferentes perfiles de los lectores en su totalidad y, por tanto, los resultados de estos informes no nos están proporcionando una idea real del perfil del lector en España.
Definir al lector en el xxi no es, por tanto, tarea fácil (lector-autor, lector-espectador, lector-in- teractor, lector-consumidor50). En general, se apuesta por establecer diferentes categorías
y definiciones como las que hemos visto: en función del volumen de lecturas (lectores frecuentes, lectores ocasionales, no lectores), en función del soporte o del formato (lectores analógicos, lectores digitales)...
La realidad es que, en términos generales, todos somos o todos podríamos ser considerados lec- tores: con más o menos tiempo de dedicación e intensidad, de noticias de actualidad (en medios impresos o medios digitales) en nuestro día a
día, de historias de ficción (en papel y en pantalla o con auriculares) en nuestros ratos de ocio lector, de letras de nuestras canciones favoritas en nuestros desplazamientos diarios o en un concierto, de argumentos de las series y películas que vemos por la televisión o en el cine, de una escena representada en un póster de la calle o en una obra pictórica en un museo.
La realidad es que, en términos generales, podría afirmarse que es imposible no leer51. Desde que nos levantamos por la mañana y miramos el mó- vil para ver si tenemos alguna notificación nueva o contemplamos nuestro rostro en el espejo para «leer» los signos del descanso. Cuando nos dirigimos a la cocina y elegimos el tipo de leche (entera, desnatada, de soja...) o decidimos si de- sayunaremos tostadas, galletas o magdalenas... Cuando salimos a la calle y leemos los carteles, los semáforos, los rostros y las expresiones de la gente con la que nos cruzamos... En clase o en
LOS LECTORES
El lector en la era digital