Page 116 - Anuario AC/E de cultura digital 2018
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las lecturas digitales. Tal como expresa Pierre Lévy: «El texto se pliega, se repliega, se divide
y se engancha a trozos y fragmentos; se trans- forma en hipertexto, y los hipertextos se conectan para formar el plan hipertextual indefinidamente abierto y móvil en la web»10. Las posibilidades
de navegación interna entre los contenidos de una obra a través de los enlaces que permite el hipertexto supusieron una aportación revolucio- naria y comportaron un significativo cambio en las formas de leer; la ruptura de la linealidad y
la interconexión de los contenidos refuerzan la coherencia de una obra, más allá de los peligros de fragmentación de la lectura sobre los que se alerta. Por otro lado, los textos se enriquecen con la remisión a contenidos complementarios de otro carácter, registros sonoros, vídeos o animaciones que proporcionan los enlaces hipermedia. Pero estos pliegues adquieren mayor alcance a través de la interconexión de unas obras con otras, desde la disponibilidad cons- tante de acceso auxiliar a un diccionario de la lengua para saber el significado de un término o la equivalencia en otro idioma a la ampliación de los contenidos mediante el enlace a otras fuen- tes. Estos pliegues otorgan un carácter abierto a las obras y a la vez permiten amoldar la lectura
a diferentes niveles de necesidad, exigencia o competencia de los lectores.
La interactividad exploratoria e inmersiva
se propone como eje vertebrador de una
poética del medio digital, afirma Celia Turrión11 en su tesis sobre narrativa infantil y juvenil digital. Apoya su argumentación en diferentes teóricos de la digitalidad que sostienen que todas las características del texto electrónico están subordinadas a la más determinante, la interactividad, como Ryan cuando dice que «de todas las propiedades [de los sistemas digitales] enumeradas anteriormente, considero que la más importante es la interactividad. No todos los textos digitales son interactivos, pero los que no los son normalmente pueden sacarse del ordena- dor y reproducirse en otro medio»12. Insiste Ryan en que el término interactividad, a pesar de que muchos lo consideran vago en exceso, asociado
a la narrativa adquiere un significado inequívoco, pues «[...] requiere la elección del usuario. Toda aplicación interactiva debe dar a su usuario
una capacidad de elección razonable. Si no hay elección, no hay interactividad»13. La interacti- vidad, desde luego, puede aparecer en algunos casos como un mero reclamo publicitario, pero en esencia es una aportación sobresaliente de las obras digitales.
Una diferente llamada al lector que le permite alcanzar un alto nivel de personalización de sus lecturas, tanto de la interfaz como del propio itinerario de lectura, es una prerrogativa que la obra digital —no la digitalizada— concede al lec- tor en grado máximo. En el entorno electrónico el lector puede tomar una serie de decisiones y realizar determinadas acciones con las que mo- dula la apariencia de la obra, como el cuerpo de letra o el idioma, o con las que puede entretejer su propio itinerario de lectura e incluso incidir en el desarrollo de los acontecimientos y alterar las secuencias de una historia. Ante el lector estas posibilidades de interacción y personalización aparecen como una gran ventaja que le permite aumentar el grado de ergonomía de las panta- llas, de legibilidad de los textos al modificar su carácter y presentación, de accesibilidad de los contenidos a través del audio, incluso de optar por determinados niveles de acceso a los conte- nidos de la obra en función de la competencia o los conocimientos del lector.
La lectura social completa este sexteto de aspectos que caracterizan la lectura digital. Aunque el componente social no es exclusivo de la lectura digital, pues también en la lectura impresa existe ese afán de socializar y compartir la actividad lectora. El encuentro con otros lectores antes o después de la lectura de una obra resulta motivador, por un lado, y enrique- cedor en el debate y contraste de lecturas, por otro. Esa disposición a verbalizar y transmitir
lo que una lectura nos dice nos hace también agudizar nuestros sentidos, profundizar en la comprensión y ser más finos en la interpretación del mensaje, sea este informativo o ficcional.
LA LECTURA
El lector en la era digital



















































































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