Page 98 - Actas Afrancesados y anglófilos
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Tendencias de interiorismo a la francesa en España, a finales del siglo XVIII y principios del XIXMiguel Muñoz-Yusta del ÁlamoLa influencia del llamado estilo español durante todo el siglo XVII y primera mitad del XVIII fue muy fuerte, gozando de un profundo arraigo en la sociedad española y en los países de su entorno, llegando a marcar ciertas pautas dentro del interiorismo europeo a finales del siglo XVI y durante las primeras décadas del XVII.El sistema decorativo español seguido durante el Siglo de Oro y conocido como estilo español, era consecuencia, por un lado del medievalismo tardío y de las formas de interiorismo trashumante y, por otro, del coleccionismo de pintura y objetos. Esto llevó a desarrollar un sistema decorativo de interior que, sin proyecto previo, se limitaba a distribuir piezas y elementos en el espacio. Podemos decir, pues, que el sistema decorativo español se basa en la ornamentación del interior a partir del objeto y no del espacio.Durante el reinado de Felipe IV se dieron algunos intentos aislados de introducir tendencias de interiorismo planificado por parte de Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, Aposentador Real (1651), tras su segundo viaje a Italia (1649-1651), del que también trajo piezas de mobiliario. Intentó entonces hacer algunos cambios en decorativos en el Alcázar, llegando a adquirir importantes piezas de mobiliario italiano para el real edificio. Pero fueron leves pinceladas que no alteraron el sistema de interiorismo español. Estas tendencias propuestas por Velázquez estaban dentro de las modas seguidas en Roma y VeneciaEl mobiliario español de éste periodo seguía sus propios esquemas que repetía, casi de forma obsesiva, desde finales del siglo XV.Durante el siglo XVIII, entró en España algún conjunto de muebles barrocos franceses de destacada importancia, como los heredados por Felipe V tras la muerte de su padre, el Gran Delfín Luis de Francia, formando parte del conjunto conocido como el Tesoro del Delfín. Pero estas piezas, entre las que destacan dos cómodas de André Charles Boulle, no tuvieron ninguna influencia en las modas españolas de la primera mitad del mencionado siglo.Por otro lado, en 1701, la Princesa de los Ursinos, Marie-Anne de La Trémoille, tras ser nombrada Camarera Mayor de Maria Luisa Gabriela de Saboya, quiso adaptar algunas estancias del Real Alcázar a tendencias al gusto más europeo. Su intento quedó aislado y sin demasiada influencia estética en el estilo español, como el de Velázquez, que se desarrolló entorno a tendencias decorativas más a la moda italiana que a la francesa.A mediados del siglo XVIII, Francia se hizo con el liderazgo de las tendencias de interiorismo dentro de los ámbitos palatinos y monárquicos, con la adopción del estilo rococó. Entre sus logros estaba la definición del proyecto de interiorismo como tal -lo que hoy llamaríamos un proyecto decorativo- y la unificación de la estética del interior y de artes decorativas que lo poblaban bajo el lenguaje del rococó.En España, el rococó entró a duras penas. Y cuándo lo hizo fue muy transformado por la versión napolitana introducida por Carlos III. Este monarca, que siendo rey de Nápoles promovió las excavaciones de Pompeya (1748) y Herculano (1738), trajo a la Península, en septiembre de 1759, una serie de aportaciones que1