Page 89 - Actas Afrancesados y anglófilos
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estos felices sujetosya en la hechura de las cajas que llevan, ya en los relojes, ya en la conducción gallarda del aire, de la figura,ya en la guarnición extraña y colores del vestido;y finalmente, en la gracia inconcusa con que se hacen preferir de las muchachas.53Los fabricantes -las manufacturas reales, que Luis XIV puso en marcha y que muchos de los países de Europa imitaron, y las debidas a la iniciativa privada- procuraron especializarse todo lo posible en tipologías y técnicas constructivas y decorativas para atraer a una clientela específica, tanto nacional como extranjera, a la que se acostumbró a calidades muy altas y a prestaciones muy precisas. Este sistema de funcionamiento enriqueció no sólo a los industriales sino también a sus respectivos países, como observaba Saint Évremond: “esta eterna mudanza de muebles y hábitos que se nos culpa (a los franceses), y que no obstante se imita, viene a ser, sin que se piense en ello, una gran providencia; porque, además del infinito dinero que sacamos por este camino, es un interés más sólido de lo que se cree el tener franceses esparcidos por todas las cortes, las cuales forman el exterior de todos los pueblos en el modelo del nuestro”54. 55El lujo, “la abundancia y variedad de las cosas superfluas a la vida” , presentaba dos caras para los españoles: el deseo de ostentarlo y el pesar por los recursos que en pos de él se iban; pero también se vieron las ventajas de fomentar la producción de objetos de consumo, tarea en la que destacaron Jovellanos, Iriarte y muchos otros, que trataron de liberar al país de las constricciones del sistema gremial para favorecer la implantación de técnicas nuevas o mejoradas –no sometidas al conservadurismo de las cofradías-, y la fundación de manufacturas regidas por artesanos e industriales que no hubieran pasado por las horcas caudinas del sistema de formación gremial; sobre todo por especialistas extranjeros o españoles formados en el extranjero, capaces de fabricar objetos al gusto contemporáneo. El Informe a la Junta General de Comercio y Moneda sobre el libre ejercicio de las artes que presentó Jovellanos en 1785 es un texto clásico al respecto:En una larga serie de años, y aún de siglos, ni las oficialías ni las maestrías han bastado a perfeccionar las obras de nuestros artistas. Algunos jóvenes aplicados, huidos a países extraños en busca de nuevos maestros y nuevos gustos, han sido los únicos autores de los progresos que hemos hecho en varias artes; por ejemplo, en el de platero, de maestro de coches, de zapatero, de encuadernador y otros semejantes. Aún esto se ha verificado a despecho de los gremios, y al favor de un rayo de libertad con que el gobierno ha querido distinguir a los autores de este beneficio. Sin esta libertad, Martínez, Garu, Vennes, Arochena, Gómez y algunos otros no hubieran sido conocidos en la Corte, y lo que es peor, sus artes estarían todavía en su rudeza original”.5653 Ramón de la Cruz, op. cit., erso 351 y sigs.54 Citado por Feijoo, op. cit., pág. 67.55 Cadalso, op. cit., carta XLI.56 Obras de don Gaspar Melchor de Jovellanos, vol. II, cit., pág. 37.13


































































































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