Page 84 - Actas Afrancesados y anglófilos
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frívola y sin sustancia, asimilada a la liviandad de costumbres de petimetres como el superficial don Soplado de Ramón de la Cruz, que aconseja al sensato don Modesto:Lo extranjero ¿una puerta abierta a los vicios?Los viajes de formación a Francia y a otros países a los que los españoles se abonaron, con mayor facilidad los pudientes, con más esfuerzo el resto, tuvieron como consecuencia la adopción de nuevas costumbres, muchas de ellas más civilizadas que las existentes, que mejoraron la higiene, la limpieza, el régimen de comidas y el confort de la vivienda. Sin embargo, fueron criticadas acerbamente por los conservadores, que aprovecharon las posibilidades que para lo jocoso y la caricatura ofrecían los asuntos cotidianos, fácilmente comprensibles para el público.Señor botaratísimo, corriste Por acá, por allá, desatinado [...] Y rocín futilísimo volviste de nadas atestado.36También los ilustrados cayeron en esta tentación, con menos pretensiones de divertir y más de corregir, llevados por el afán de exhortar a los jóvenes cosmopolitas a aprovechar el viaje no para adoptar frívolos lujos, sino para dotarse de recursos intelectuales que invertir en la mejora de su patria. Así, la segunda epístola a Arnesto de Jovellanos destila amargura a la hora de juzgar a un “alfeñique perfumado y lindo/ de noble traje y ruines pensamientos”:Admiran su solar el alto AusevaLinia, Pamplona o la feroz Cantabria, mas se educó en Sorez; París y Roma nueva fe le infundieron, vicios nuevos le inocularon...¡quién calará su atroz galimatías!ni Du Marsais ni Aldrete le entendieran. Mira cual corre, en polison vestidoPor la mañana, de un burdel a otro,y entre alcahuetas y rufianes bulle.37La suspicacia ante lo extranjero está ligada a la inseguridad que provocaba en un país pobre la aceleración en la sucesión de las modas que el sistema de producción del siglo XVIII trajo consigo. Desde el punto de vista moral se juzgaron con dureza por su carácter transitorio e inconsistente, corruptor de las costumbres, y desde el económico se trataron con la alarma que producía la importación de unos bienes de consumo en los35 “El hospital de la moda”, Sainetes de Don Ramón de la Cruz en su mayoría inéditos, ed. de Emilio Cotarelo, Madrid, Bailly-Bailliere, 1915-1928 (Nueva Biblioteca de Autores Españoles ; 23 y 26).verso 340 y sigs.36 Francisco Sánchez Barbero “Los viajerillos”, Poetas líricos del siglo XVIII, vol. II, Madrid, Rivadeneyra, 1871, pág. 608.37 Obras de don Gaspar Melchor de Jovellanos, vol. I, cit., pág. 35.Amigo, marcialitate;menos amor y más maulas; menos conceptos, más bulla; menos decoro, más labia.358


































































































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