Page 73 - Actas Afrancesados y anglófilos
P. 73
tajantemente criticado, hemos de pensar que sin los resultados apetecidos por el prelado, con duras sanciones eclesiásticas, insistentemente repetidas a lo largo de su gobierno tal como revela la pastoral fechada en 1715 en la que nuevamente se volvía a reiterar “en que baxo precepto formal de obediencias tenemos prohibido [...]: Los petillos, y todo genero de nimios afeytes, y profanas composiciones en los tocados, trages, y adornos, assi en hombres como en mugeres”.Bailes y juegos de salón comenzaban a convertirse en otro de los grandes peligros a los ojos de Belluga y serán, obviamente, objeto de su críticas. Tales hábitos, amparados en los salones de la oligarquía murciana, enriquecida y con necesidad de diversiones, se irán afianzado progresivamente como demuestra la proliferación de orquestas domésticas en la ciudad, como la del marqués de Beniel, don Xil Antonio de Molina y Junterón, quien en 1756, año de su fallecimiento, contaba en su palacio de la calle Trapería con un extraordinario repertorio de instrumentos musicales (violones, violines, flautas, oboes, guitarras, clarines, serpentones, trompas, etc.) destinados, con toda seguridad, a la interpretación del repertorio barroco italiano con el que se debieron amenizar las veladas en esta aristocrática mansión, una de las primeras en disponer en su interior de un espacio específico para la música y el baile, pavimentado con las galas de la azulejería valenciana, como revela la descripción del inventario de la casa efectuada con motivo de la muerte de su propietario5. Tales costumbres son estimadas por Belluga como perniciosas y al respecto señalaba[...] se guarde el Edicto, que baxo el mismo precepto tenemos sacado, prohibiendo los bayles, que llaman minuès, y otros semejantes, y los bayles generales, que se usavan en algunos Lugares; yà en Lugares Sagrados, yà en sus cercanìas, yà en las Placas, calles, ò campos: y tambien los bayles en las casas particulares à puerta abierta, en que concurren gentes extrañas, hombres, y mugeres; y de la misma forma los bayles en las muertes de los niños, ò recibimiento de la Santa Bula, que llaman velar. 6Que la música y el juego se convirtieron en señas de identidad de esa elegante sociedad del setecientos murciano, ajena hasta entonces a tales conductas, lo confirma la multiplicación de esos escenarios y objetos musicales en sus entornos familiares, caso del pavimento cerámico del salón de baile del Palacio Riquelme, propiedad de la familia que protegiera al escultor Francisco Salzillo, hoy en el Museo de Bellas Artes de Murcia, o del clave-piano-órgano, instrumento inaudito y experimental, que el prestigioso constructor de instrumentos, Tadeo Tornel, inventara en 1777 para presidir aquel espacio y que constituye, a todas luces, 7 un claro ejemplo de la emulación provinciana de los modelos nobiliarios de la Corte . Sin olvidar que dicho palacio contó también con una dependencia, la sala de juegos, destinada a cobijar los nuevos usos de la sociabilidad dieciochesca8, contigua a la gran estancia donde permanentemente se mostraba el famoso Belén que don Jesualdo Riquelme encargara a Salzillo en 1776.Y es en ese contexto privilegiado donde se va a desarrollar la labor escultórica del más grande de los artistas murcianos, el conocido y ya citado escultor Francisco Salzillo. Su formación intelectual y artística será protegida por esa sociedad volcada5 Enrique Máximo García, “Repostero musical doméstico en el Reino de Murcia entre los siglos XVII y XIX”, Imagen y Apariencia (en prensa).6 Isabel Gómez de Rueda, “La espada que mata las almas” en Luis Belluga yMoncada: la...op.cit, págs. 105-123.7 Enrique Máximo García, “Tadeo Tornel, -ymbentor de ynstrumentos de música-“ Imafronte, núm. 15, 2000-2001, págs. 167-181.8 Manuel Pérez Sánchez, “Algunos aspectos del arte textil de ostentación en Murcia: alfombras, colgaduras y tapices de los siglos XVII y XVIII”, Imafronte, núm. 12-13, 1996-1997, págs. 271-292.3