Page 71 - Actas Afrancesados y anglófilos
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Reflejos del discurso aristocrático en una sociedad periférica: el caso de Murcia y Francisco SalzilloManuel Pérez Sánchez1 Universidad de MurciaDesde finales del siglo XVII, tanto en Murcia como, en general, en toda la extensión del viejo reino homónimo, se va abriendo paso una sociedad emergente que, a pesar de su ubicación periférica respecto al centro del poder monárquico, asiste a un proceso de regeneración y de ansias de cambio. Una necesidad que, en el caso de la capital, se irá materializando en una nueva ciudad surgida de los escombros provocados por las sucesivas y violentas inundaciones, así como sus terribles secuelas de pérdida de cosechas, hambrunas, epidemias e industrias arruinadas como la importantísima de la seda.Buena idea de este proceso germinativo la hallamos en el cúmulo de artistas que llegan de todas partes, evidenciado en la variedad de apellidos de escultores, plateros, bordadores, ebanistas, organeros, tallistas, encajeros, sobre todo catalanes, o maestros de coches y de obras, a la par que comerciantes de múltiples especies, sin olvidar la rápida recuperación de la tradicional colonia de extranjeros, franceses e italianos principalmente, quienes atraídos por la recuperación y el desarrollo de la industria sericícola volverán a asentarse en las afamadas vías comerciales del centro neurálgico de la capital murciana, la ciudad de hermoso cielo y amenidad -en palabras de Villalba y Corcoles-, gestando todos ellos con su presencia y actividad un entramado social estable que va a demandar con urgencia una nueva imagen en consonancia a la política de Felicidad Pública que representaba la nueva dinastía de los Borbones2.Esta bonanza económica que sustenta a esos artistas y artesanos, que no sólo trabajaron para los templos parroquiales y conventuales sino para la sociedad civil en su conjunto3, decorando las arquitecturas domésticas que estaban ávidas de modificar su imagen, tanto por dentro como por fuera, al empuje de las nuevas ideas y modas que iban llegando desde Francia e Italia, se verá enfatizada por el compromiso de la Corona hacia esta periferia peninsular, cuya ejemplar fidelidad a la causa del de Anjou fue recompensada con la afirmación de privilegios y mercedes para con un reino que vio cambiar su destino a partir de 1707 con el decisivo triunfo de Almansa.La favorable coyuntura política, apoyada por el espectacular crecimiento económico del territorio, será la aliada de una sociedad joven y fuerte, salida de una postración de décadas, que sin lastres del pasado, comenzaba a percibir y anhelar las modas y los gustos de aquellas otras sociedades, que aún geográficamente cerca, parecían comportarse de un modo radicalmente distinto, mucho más placentero y cómodo, y bajo unos criterios mundanos más que apetecibles.1 Este trabajo se enmarca en el contexto del proyecto de Investigación “Imagen y Apariencia” de la Fundación Séneca (Comunidad Autónoma de la Región de Murcia).2 Concepción de la Peña y Velasco y Manuel Pérez Sánchez, “La ciudad de hermoso cielo y amenidad”, Floridablanca 1728-1808. La utopía reformadora, Murcia, Comunidad Autónoma/Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, 2008, págs. 23-35.3 Jesús Rivas Carmona, “Las iglesias barrocas de la ciudad de Murcia: consideraciones sobre su significación y arquitectura”, Imafronte, núm. 19-20, 2007-2008, págs. 395-410.1


































































































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