Page 53 - Actas Afrancesados y anglófilos
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al fresco, desde cuadros de gabinete de los más variados temas, a obras en nuevos soportes, como los fisionotrazos y miniaturas con los retratos de sus hijos que adquirió en París, o los grabados de las Loggie de Rafael en el Vaticano realizados por Giovanni Volpato que decoraban la sala de compañía o tertulia, y que habían sido adquiridas en la almoneda del infante don Gabriel.Sin duda una de las piezas excepcionales de este palacio en donde semanalmente se celebraba una de las tertulias ilustradas más importantes de Madrid era el «gabinete redondo» de la duquesa, instalado en una de las torres del palacio, en donde estaban colgados los «asuntos de brujas» de Goya, o el «gabinete de países», en cuyos muros se habían encastrado un juego de siete lienzos con «asuntos de campo» también obra del pintor.22Otra de las residencias muy vinculadas a María Josefa Pimentel y que ha llegado parcialmente hasta nosotros es el Palacio Anglona, conocido en la época como casa de la calle Segovia. Perteneciente al patrimonio familiar, fue remodelado bajo las instrucciones de María Josefa en 1802, para adecuarlo como vivienda de su hijo mayor, casado con la heredera de la casa del Infantado, y que es una buena muestra de los gustos arquitectónicos y decorativos de la Pimentel. La decoración del interior con paredes tapizadas en seda y pinturas murales de gusto clasicista basadas en las publicaciones sobre Pompeya y Herculano era muy similar a las decoraciones que se hicieron para la duquesa de Alba, según los dibujos de Dugourc, en el palacete de la Moncloa. La estancia que mejor se ha conservado es la «pieza de dormir», realizado por el estuquista Antonio Marzal, que había trabajado en la Casita del Labrador, el ebanista Damián Martín, y probablemente Ángel María Tadey. Se dividía en alcoba y antealcoba, y fue concebida a modo de templete ovalado, cubierto con una bóveda rebajada, y abierto con toda su anchura hacia la antealcoba, por cuyos dos balcones entraba la luz del jardín. Mientras las paredes se recubrían con sedas francesas, el techo estaba decorado con una combinación de casetones y grutescos que a enmarcaban distintos motivos arqueológicos y de esfinges.23María Josefa Pimentel, mecenas de las artes, la música y las letrasAdemás de poseer una importante colección de obras de arte heredada de sus antepasados, entre los que se encontraban el VIII conde-duque de Benavente, patrono de Caravaggio24, o el X conde-duque, retratado por Velázquez25, María Josefa continuó con la tradición familiar de protección a las artes, y contrató para la decoración de sus palacios y patronatos y para la realización de retratos de los miembros de la familia a los22 Véase un detallado análisis de los inventarios y las cuentas para la decoración de la Alameda en Carmen Añón y Mónica Luengo, Op.cit., págs. 80-88.23 La casa fue ocupada por poco tiempo por el marqués de Peñafiel, ya que en 1807 se convirtió en duque de Osuna, y debió quedar desocupada hasta que en 1816 la condesa-duquesa cedió el marquesado de Javalquinto a su hijo segundo, el príncipe de Anglona, que fijó aquí su residencia hasta su muerte en 1851. Sobre este tema, José Luis Sancho Gaspar, “La decoración del palacio de Anglona”, Antiquaria, núm. 41, 1987, págs. 40-46.24 Mercedes Simal López, “Don Juan Alfonso Pimentel, VIII conde-duque de Benavente, y el coleccionismo de antigüedades: inquietudes de un virrey de Nápoles (1603-1610)”, Reales Sitios, núm. 164, 2005, págs. 30-49.25 Mercedes Simal López, “Nuevos datos acerca del retrato del X conde-duque de Benavente, obra de Velázquez”, en AA.VV., Symposium Internacional Velázquez (Sevilla, 1999), Sevilla, Junta de Andalucía, 2004, págs. 243-252.6