Page 11 - Actas Afrancesados y anglófilos
P. 11

dedicándose al comercio, recordando el éxito en esa actividad que habían tenido en países como Holanda e Inglaterra.Tras un examen minucioso de las causas de la enfermedad del país, todas las cuales confluyen para él en el abandono de la pureza de la antigua monarquía, Amor de Soria expondrá sus remedios. La enfermedad en este caso proviene sobre todo de su cabeza, la monarquía absoluta, abiertamente errada, que debe sanarse recobrando el pactismo, cuya legalidad apoyará en la historia y en el derecho natural y cuya efectividad asegurará con la adición de una serie de elementos completamente nuevos que darán a su pactismo una sorprendente configuración, porque lo interpretará según un esquema tripartito que revela claramente la influencia inglesa:Desde Don Pelayo y con la Reconquista, el Reino de Castilla está constituido como un régimen mixto, a saber del Rey que funda la monarquía de la Camara de señores que es la Aristocracia y de los comunes o ciudades que es la democracia.Este esquema tripartito que como señala Maravall7 no había existido en el pasado español, revela hasta en su terminología ajena a nuestra tradición, la influencia mucho más temprana de lo que se podía sospechar del modelo inglés. Al igual que su contemporáneo Montesquieu con el que tiene curiosas afinidades,8 Amor de Soria, en su deseo de hallar una vía política alternativa al modelo francés, utiliza también el sistema constitucional inglés como inspiración para la construcción de un sistema que pudiera hacer frente a los problemas económicos de su momento tan bien o mejor que el absolutismo y que al mismo tiempo, aseguraba una libertad política a las diferentes entidades territoriales.La enfermedad crónica y peligrosa de España se inscribe en la larga tradición de juristas políticos españoles que claman a lo largo de los siglos XVI y XVII por una monarquía pactada. Saavedra Fajardo, Mariana, Alfonso de Castro o Fernando Vázquez de Menchaca serían algunos de ellos. Amor de Soria se apoya en su pensamiento, demostrando conocerlos bien y citándolos abundantemente, pero su gran novedad, es intentar aggiornar estas ideas a los nuevos tiempos, para demostrar que el despotismo ilustrado no era la única fórmula política capaz de responder al nuevo escenario creado en el siglo de las luces, a las necesidades de racionalidad económica y de libertad intelectual. Así sus medidas económicas curiosamente son centralistas, proponiendo la supresión de fronteras interiores para el comercio, fomentando la agricultura y la industria de modo que puede decirse que su ideología económica, una fisiocracia que concede también gran importancia al comercio y la industria, se inscribe dentro de las fórmulas ilustradas.Pero además, en su intento por modernizar el viejo ordenamiento territorial de los Reinos de España, por conciliarlo con las necesidades de un gobierno de su tiempo, propone que cada reino tenga sus propias cortes, pero que éstas designen diputados que se reunirán tres veces por semana, formando un organismo presidido por un Consejero de Estado a elección del Rey. Este organismo central se llamará Diputación de los Reinos de España, y controlaría un sistema fiscal común para todo el reino:7 José Antonio Maravall, “Las tendencias de reforma política en el siglo XVIII español”, Revista de Occidente, núm 52, Madrid 1967. Veáse también el estudio preliminar al discurso sobre el origen de la monarquía y sobre la naturaleza del gobierno español de Martinez Marina, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1957.8 Louis Althusser, Montesquieu, la política y la historia, Ciencia Nueva, Madrid. 1968.5


































































































   9   10   11   12   13