Page 208 - 100 años en femenino
P. 208

Fernando coincidió con la pintora Maruja Mallo y conoció a quien sería su marido, Timoteo Pérez Rubio. Cuando empie- za a decantarse por la literatura, al comenzar los años veinte, parte con su marido hacia Roma, donde pasará los años en los que se fraguan los hitos de su generación y comienza una fase de lecturas que será decisiva para su formación como es- critora: lee a Joyce, a Proust, a Freud. Al volver a España, en 1927, trae un libro, Estación. Ida y vuelta, que concibió como «mi pasaporte de regreso al intentar recuperar aquí mi pues- to»,35 pero su puesto, si es que alguna vez lo tuvo, tardaría en ser recuperado. Se sentía excluida del mundillo literario, era distinta a las mujeres que reinaban en él, no tenía la au- dacia de Maruja Mallo ni los contactos de Concha Méndez. Consiguió, sin embargo, colaborar en la Revista de Occidente de Ortega, donde publicó, en 1931, un artículo fundamental, Esquema de los problemas prácticos y actuales del amor, en el que se enfrentaba abiertamente a ciertas teorías imperantes, procedentes de obras tan destacadas como la del sociólogo alemán Simmel, o la de Gregorio Marañón, sobre la inferiori- dad cultural de la mujer, cimentadas en la idea de que la cul- tura es, esencialmente, masculina. Estas ideas, recogidas por Ortega en su artículo ¿Masculino o femenino? del año 1927, vuelven a situar a la mujer en una esencialidad que la impo- sibilita para cualquier tipo de creación. La idea orteguiana de que «el hombre hace, pero la mujer es», junto con la justifi- cación biológica de la diferencia entre los sexos por parte de alguien tan prestigioso en la época como Gregorio Marañón, defensor de la diferencia esencial entre el varón, un ser emi- nentemente público, y la mujer, un temperamento privado, ponen de manifiesto la encubierta misoginia que presidía el pensamiento de gran parte de la intelectualidad española y europea.36 Frente a estas posturas, Chacel proponía, de for- ma prudente, eso sí, la negación de ese diferencia esencial, sustancial, entre hombres y mujeres. Defiende la idea de que escribir y pensar son actividades humanas que no admiten diferencia de género y, tal y como señala Kirkpatrick, «bos- quejará también la idea de que la misión de la vanguardia
33—Su obra poética la publicó hace unos años la editorial Pre-Textos de Valencia: Lucía Sánchez Saornil, Poesía, ed. de Rosa María Martín Casamitjana, Valencia, Pre- Textos, 1996.
34—Para leer algún poema de estas autoras y conocer alguna referencia biográfica, remito a la antología de Pepa Merlo, Peces en la tierra, op. cit.
35—Citado en Susan Kirkpatrick, Mujer, modernismo y vanguardia en España (1898- 1931), op. cit., pág. 266. En este libro, Kirkpatrick dedica un capítulo a la figura de Cha- cel, págs. 59-84.
36—Para ampliar este debate, véase Susan Kirkpatrick, Mujer, modernismo y vanguar- dia en España (1898-1931), op. cit., págs. 272-273.
209—Mar García Lozano Rutas ignoradas. Mujeres en la literatura y en la música del siglo XX





























































































   206   207   208   209   210