Page 92 - El rostro de las letras
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CAPÍTULO 5 Retratos para todos
Los primeros retratos de escritores españoles apenas tuvieron divulgación. Hasta las vísperas de la Restaura- ción, los pocos españoles que habían tenido acceso a la enseñanza, miembros en su mayoría de las clases aristocráticas
y burguesas, mostraron siempre un desapego por la cultura sólo comparable con su secular ignorancia. En España –lo dijo en su tiempo Larra y lo repitió Pío Baroja, un siglo después–, no se leía y, consecuentemente, nadie conocía a los que tenían el coraje de intentar vivir de la escritura. Hasta las postrimerías isabelinas
no se hicieron visibles los efectos de la revolución de la carte-de- visite. Ya entonces, la fiebre del retratismo proporcionaba con- siderables ganancias a los fotógrafos establecidos en España. “El daguerrotipista François Marie Alexandre de Gobinet, más cono- cido como Franck –se lee en un periódico de Barcelona, en 1856–, ganó sus buenos cuartos gracias a esa especie de retrato-manía que entre nosotros subsiste: los talleres de los grandes artistas
se ven favorecidos por pobres y ricos, por jóvenes y por viejos,
por guapos y por feos, por solteros y por casados, por vivos y por difuntos”. Dos años después, La Revue Photographique publicó un elocuente trabajo de Henry d’Augidier, en el que señalaba la importancia que comenzaban a tener las series de personajes célebres en el trabajo de los estudios fotográficos: “¡Demonios!
se dirán los fotógrafos, esto es una verdadera maravilla. Nuestros retratos, no sólo son comprados ahora por nosotros y por nues- tros familiares y amigos, sino por todo el mundo. Hoy en día el mal está en todo su apogeo. Todos los que son algo en las letras, el gobierno, la política o el demimonde son retratados en estas pequeñas cartulinas que se venden por docenas, por miles, por cuarterones, en todas las ciudades de Europa”.
Página anterior: Retrato mosaico de Ramón de Campoamor, Manuel del Palacio, José Echegaray, Juan Eugenio Hartzenbusch, el marqués de Molins, Marcelino Menéndez Pelayo, Ramón de Mesonero Romanos, Juan Valera, Ventura de la Vega, José Zorrilla, Alejandro Pidal y Mon, Bretón de los Herreros, Cándido Nocedal, Vicente García de Diego,
el cura Resurrección María de Azkue y otros miembros de la Academia Española. Hacia 1880 (Real Academia Española)


























































































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