Page 326 - El rostro de las letras
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TIEMPOS NUEVOS
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  lecturas en la editorial Renacimiento que había fundado en 1908, en la que le sorprendió el fotógrafo Marín, junto a Villaespesa, Felipe Trigo y otros literatos. En uno de sus viajes a Argentina le retrató
el célebre Bixio, con el actor Caseaux, su compañera de entonces, Catalina Bárcena, Eduardo Marquina y Sigfrido Burman, en los camerinos del Teatro Nuevo de Buenos Aires. Uno de sus últimos retratos se lo debemos a Campúa, cuando ya había perdido su vigor, aunque no le había abandonado aún su mirada penetrante y astuta, de hombre muy hecho a las maniobras de la vida, más empresario y administrador que escritor, como al final se vio.
Al magnífico y olvidado fotógrafo Miguel Cortés debemos uno de los mejores retratos de Ricardo León, al que fotografió en su despacho, hojeando un libro, de pie ante su biblioteca, en una pose campanuda y tan falsa, ceremoniosa y circunspecta como era su persona, si hemos de creer a Cansinos Assens. Cortés retrató también a Enrique Gómez Carrillo, un hombre guapo que encantaba a las serpientes, a las mu- jeres y a los hombres por igual. Delicado de maneras, se había casado con la hija de un presidente latinoamericano y con la célebre tonadi- llera Raquel Meller, y presumía en la intimidad de haber sido amante
N. NOACH. Martínez Sierra durante uno de sus viajes a Alemania. 1915 (Archivo Fotográfico ABC)
MURO. María Lejárraga y Gregorio Martínez Sierra fueron los autores de los libros que luego firmaba solamente el segundo. En
la imagen les vemos trabajando juntos en su casa madrileña. Hacia 1920 (Archivo Fotográfico ABC)



























































































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