Page 261 - El rostro de las letras
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      244 LA MÁSCARA DE LAS LETRAS
  de juventud exhibe un cierto desaliño, de hombre rústico e indife- rente a las inciertas promesas de la existencia. Una imagen que a él mismo le gustó mostrar también en sus numerosos autorretra- tos, tanto en los primeros realizados al final de su vida, como uno excelente de 1950, convaleciente aún de la muerte de su madre y de las heridas de la guerra, con la mirada de su único ojo sano de una tristeza estremecedora, como si se hubiesen concentrado en ella los quebrantos de todo lo vivido y lo que aún le quedaba por vivir. Carmen Baroja (1885-1950), la hermana menor, fue una de las grandes figuras femeninas de su generación, junto a Margarita Nelken y María de Maeztu. A ella debemos unas memorias frag- mentarias, pudorosas unas veces, rozando el desacato en otras, en las que nos ha dejado retratos magníficos de algunos personajes de su entorno, como Ortega, Marañón, el pintor Solana y su hermano Pío. En las fotografías que de ella conocemos aparece siempre deli- cada y melancólica, como mujer que nunca aprendió a resignarse a la nostalgia y el aburrimiento.
Don Miguel de Unamuno (Bilbao, 1864-Salamanca, 1936) es el tercer escritor al que retrató Vicente Moreno en el estudio de Echevarría. De la fotografía de Moreno, el pintor sólo conservó el desmochado piso de tarima, suavizando piadosamente el desampa- ro de un hombre como don Miguel, tan desmesurado, que sostiene en las manos un papel andrajoso, que acentúa el dramatismo de la
ANÓNIMO. Retrato de Carmen Baroja, hacia 1900 (Colección particular)
Ricardo Baroja trabajando en su estudio, en 1930. Sobre estas líneas, en sus días de juventud. Fotografía de CALVACHE. (MECD, AGA, FONDO MCSE)
 





























































































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