Page 227 - El rostro de las letras

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nas leían en castellano y, en consecuencia, la industria editorial se construyó sobre esta lengua. La Renaixença, a través de unos Jocs Florals que rebrotaron ya momificados en 1865, trató de devolver la dignidad al catalán y de alguna manera lo consiguió, a pesar de su carácter casposo denunciado en 1902 por Santiago Rusiñol. Tam- poco la prensa colaboró en la conquista de la dignidad del catalán,
si se considera que en 1895, sólo uno de cada dieciséis periódicos se editaba en esta lengua. “La literatura –ha escrito Fuster– tiende a recluirse en sus reductos específicos y se contenta con un público de iniciados, escuálido, pero selecto”. El libro en catalán no era renta- ble. Sólo las grandes figuras de la Renaixença gozaron del favor del público, como muestra la publicación de los treinta volúmenes de
las obras de Verdaguer y los doce de Emili Vilanova, editados por
La Ilustració Catalana. En aquel contexto fue decisivo el I Congreso Internacional de la Lengua Catalana, celebrado en 1906. Este aconte- cimiento y la llegada de Prat de la Riba a la presidencia de la Diputa- ción de Barcelona, cambió no poco el panorama editorial en Catalu- ña, con la creación del Institut d´Estudis Catalans en 1907 animado por Eugenio d´Ors. Del Congreso y de sus principales protagonistas nos han dejado Adolf Mas y Merletti excelentes reportajes, publica- dos luego en las páginas de la prensa gráfica.
Pero la actividad editorial continuaba siendo escasa y los escritores se veían obligados a publicar sus obras por su cuenta. Pío Baroja de-
bió correr con los gastos de edición de Vidas sombrías en 1910, y lo
Los asistentes al Congreso de la Lengua Catalana en el Salón de Actos del Ayunta- miento de Barcelona y en el Gran Restaurant del Tibidabo. Reportaje de Alejandro MELETTI publicado en la edición del 25 de octubre de 1906 del semanario Nuevo Mundo. (Colección López Salvá)