Page 169 - El rostro de las letras
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    152 LA APOTEOSIS DE LOS CAFÉS
 rra, Josep Pla y Rubén Darío, y su sombra se alarga hasta los años oscuros de la posguerra. “Recién llegados de provincias –escribió Cristóbal de Castro–, asistíamos deslumbrados al parnasillo del Café Madrid, desde la vecindad de una mesa, a las interesantes disputas que en alta voz sostenían Benavente, Valle-Inclán, Rami- ro de Maeztu y Pío Baroja”. Otros, para hacerse notar, buscaban el escaparate de los cafés, como Valle-Inclán, que desde que llegó a la capital en 1895 no dejó de exhibir generosamente su figura quijo- tesca y su parla centelleante en los escaños del Café Madrid, donde le conoció Ricardo Baroja en una heladora noche invernal de 1897. “En una mesa cerca de la mía –escribió– vi a un joven barbudo, melenudo, flaco hasta la momificación. Vestía de negro con cham- bergo de felpa gris, de alta copa cónica y grandes alas. Las puntas salientes del planchado cuello de la camisa avanzaban amenazado- ras, flanqueando la negrísima barba cortada a la moda ninivita del
LUIS DE OLALDE. Pompeu Gener y Àngel Guimerà en la tertulia literaria del café Suizo. Barcelona, hacia 1905 (MECD, AGA, Fondo MCSE)
































































































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