Page 152 - Revista de Occidente o la modenidad española

caídos hace tiempo en el olvido. Los autores raras ve- ces cobraban y sus aportaciones eran irregulares pero abundantes. Sólo en 1918, Pound envió un total de 117 colaboraciones. Fragmentos de prácticamente todas
las obras de Joyce —entre ellas, Dublineses, Retrato del artista adolescente, Ulises y Finnegans Wake— apa- recieron de manera experimental en revistas cuando aún no había terminado de escribirlas. La mayor ven- taja de estas pequeñas revistas, tal como se las cono-
cía inapropiadamente, era precisamente su espacio. Aceptaban borradores apresurados, trabajos inacabados y opiniones sin moderar. Intercambiaban publicidad con otras revistas para crear una red de divulgación ex- perimental que compartía una comunidad lectora.3
Hoy es una época fijada en la historia. Esos frag- mentos intemporales —o, a la manera de T. S. Eliot, ese «simultaneous order»— representan la guía más certera para recorrer, entre las tormentas de
lo que pasó, los nombres y las obras de los prime- ros avatares del siglo pasado. La serie histórica se suspende en las revistas; lo que gana en actualidad es lo que mañana será historia, siempre historia contemporánea: la revelación, el desvelamiento de las genealogías artísticas y filosóficas, científicas y periodísticas, la creación de nuevos rumbos y de- rivas, la instalación de un canon. En España, será la Generación del 27 la llamada Generación de las Revistas. Domingo Ródenas de Moya recuerda:
Las revistas encierran los secretos de la evolución del nacionalismo regeneracionista al nacionalismo fascis- ta, del simbolismo poético al imaginismo de ultraístas y creacionistas, de los duelos y quebrantos en la hirsuta primera vanguardia al retorno a la disciplina del orden
3Kevin Birmingham, El libro más peligroso. James Joyce y el batallar por Ulises, Madrid, Es Pop Ediciones, 2016, pp. 92-93.
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