Page 151 - Revista de Occidente o la modenidad española
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paulatinamente mayoritario en números y mayor de edad en su curiosidad cultural. El mexicano Alfonso Reyes lo describiría así: «Las revistas, esas nebulosas cargadas y finas, que llenan los intersticios entre los libros». Las revistas se configuran como laborato- rios en el largo tiempo, pruebas, encajes, actitudes, tendencias, caracteres, comportamientos; encuen- tran porque no buscan, son territorios de hallazgos inmediatos, seleccionan, depuran y, como señaló Guillermo Sheridan, la revista «previene y predice y, si atina, prevalece». Son revistas que dependen de un autor, de un grupo, de una conspiración, de un jue- go. Todas son intransferibles. Jaime García Terrés:
Dentro de la diversidad inevitable entre los hombres, una revista deberá traducir, en relación con las letras, los inte- reses, los gustos y las orientaciones de un grupo determi- nado, so pena de convertirse en algo ineficaz e incoloro [...] Una revista es una actitud definida y arbitrio operante.
La literatura, las artes plásticas, el teatro, la música,
el cine son creaciones que sólo están hechas a base de «textos» definitivos; también surgen con dudas, con pasos en falso, con tentativas e incertidumbres, cuyas huellas, acaso más que en cualquier otra actividad so- cial y pública, quedaron reflejadas en las páginas de estas publicaciones. Como apunta Kevin Birmingham:
El modernismo (vanguardismo) se incubó en pequeñas revistas autoeditadas y autogestionadas. El formato por entregas propiciaba cambios de lealtades y rupturas repen- tinas, como el salto de Pound del imagismo al vorticismo. Los escritores podían debatir, experimentar y cambiar de opinión de un mes para el siguiente. Nombres imperecede- ros compartieron sus páginas con aficionados y excéntricos
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