Page 31 - Perú indígena y virreinal
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  oratorio. En el Cuzco, por orden de Pizarro, fue demolido el antiguo palacio de Viracocha, con el fin de levantar en su lugar la catedral. También en el Cuzco el convento de monjas de Santa Clara fue elevado sobre la que fue- ra casas de las vírgenes incaicas consagradas al sol.
La ciudad hispanoamericana se estructuraba, pues, a partir de la plaza mayor, el centro y corazón de la población. En el caso del Cuzco, que era una ciudad incaica, con calles rectas y cierta simetría y edificios construidos «en piedra prima», la Plaza Mayor o de Armas es el resultado de la fragmentación de la enorme Huaynapata que, por las enormes dimensiones de su escala, sobrepasaba el modelo español de una plaza mayor. Dividido en tres plazas, el anterior centro urbano inca se convirtió en la Plaza de Armas, la Plaza del Regocijo y la de San Francisco. La Plaza Mayor, con la catedral sobreelevada con gradas —tal como propug- naba Alberti— y el colegio e iglesia de la Compañía de Jesús, es uno de los espacios urbanos más impresio- nantes del corazón de una ciudad. La culminación de su papel como lugar simbólico es el día de la fiesta del Corpus Christi, en el cual se superponen el solsticio de junio y las dos religiones, el Sol y la Eucaristía. En la Plaza del Regocijo, con el Cabildo y el mercado indígena cotidiano, era en donde se celebraban las corridas de toros, los juegos de cañas y demás «alegrías» públicas. En la Plaza Mayor o Plaza de Armas de Lima, la catedral, el palacio de los Virreyes, Cabildo, fuente y demás elementos propios del centro vital del gobierno del Perú, las restantes casas, según el carmelita Antonio Vázquez de Espinosa, eran de «mucho ventanaje, de ladrillo cortado y con galerías». Modelo jerárquico, la Plaza de Armas de Lima ha desempeñado siempre la encarnación de la imagen misma del poder precursor de la ciudad absolutista. En las demás ciudades perua- nas pueden encontrarse algunas variantes formales de las plazas mayores como es el caso de Arequipa, en la cual la catedral está colocada con el eje de su nave paralelo a un lado de la plaza. En los pueblos de indios de la sierra, las plazas tienen capillas posas y en las fachadas de las iglesias, capillas abiertas altas. Su papel está condicionado por la función de evangelización y adoctrinamiento de la población indígena. En casos como el de Chincheros, el sincretismo y superposición de lo religioso es un hecho de una evidencia total. Igual sucede con el templo de San Pedro Apóstol en Andahuaylillas, conocido por su extraordinario interior como la «Capilla Sixtina andina».
La construcción arquitectónica en el Perú ha estado condicionada por la naturaleza de su suelo. El país está dividido en dos zonas esenciales: la costa y la sierra. En la primera, el material constructivo fundamental es el ladrillo y el adobe, y en la segunda la piedra. En la costa, en donde la lluvia es escasísima, las techumbres de los edificios son planas o en terraza. Por el contrario, en la sierra, en donde hay estaciones lluviosas, los edificios se cubren con teja árabe. Factor determinante de la estructura en las construcciones son los terremotos, lo que ha obligado a que se empleen técnicas antisísmicas. En el Cuzco, que en 1650 sufrió un gran terremoto que obli- gó a reconstruir la mayor parte de las edificaciones, dominan los muros gruesos y macizos. De ahí las líneas hori-
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Fig. 5 Plaza de Armas de Cuzco






























































































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