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artísticos con una carrera más larga y pro- lífica, hijo de Tadeo Villalba Monasterio, que también trabajó en el cine como constructor y escenógrafo, compaginándolo con labores como decorador de interiores, de locales co- merciales26, diseño de carrozas27, desfiles28 y artista fallero, por lo que otro espectáculo popular, como son las fallas, estuvo relacio- nado con el cine ya que, algunos materiales empleados para la construcción de los deco- rados cinematográficos en aquellos años, se usaban también para levantar las fallas, de hecho, también el prolífico escenógrafo ci- nematográfico Amalio Martínez Garí, diseñó “fogueres” en Alicante.
El empleo de decoraciones innovadoras no debe atribuirse sólo a arquitectos, ya se mencionó antes al escenógrafo teatral Fer- nando Mignoni, autor también de los avan- zados espacios de Crisis mundial (Benito Pe- rojo, 1934) en la que “llama poderosamente la atención la inusual calidad de los amplios y elegantes decorados de contaminación art-decó”29; otro escenógrafo teatral, Manuel Fontanals, creó los de Doce hombres y una mujer (Fernando Delgado, 1934) que “cuenta
MAnuEL FOnTAnALS / SIn TíTuLO [FIGuRín DE FAnTASíA DEL TEATRO DE ARTE DE G.MARTínEZ SIERRA MuSEO nACIOnAL DEL TEATRO, ALMAGRO.
con unos decorados maravillosos, debidos al talento de Fontanals”30, según una crítica periodística; el argentino Paulino Méndez di- señó los de paloma de mis amores (Fernando Roldán, 1935) que, como ha escrito Gubern, tienen “influencia de las lujosas escenogra- fías del cine cosmopolita euroamericano”31; y el aparejador y perito industrial Alfonso de Lucas los de patricio miró una estrella (José Luis Sáenz de Heredia, 1933), creando una calle madrileña donde, al lado de una mer- cería tradicional, había una farmacia con una fachada racionalista poco usual para el cine del momento, el final de esta calle era un telón plano donde se había repro- ducido todo el paisaje urbano incluyendo la propia calle, con una perspectiva acoplada a lo construida realmente, volvió a utilizar elementos modernos en los pasillos del es- tudio cinematográfico de esta película, y en otros títulos posteriores como Soy un señorito (Florián Rey, 1935), donde el dormitorio de su protagonista tiene paredes acolchadas y grandes espejos, creando un ambiente en consonancia con las tendencias del diseño moderno de aquéllos años.
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Volviendo a Feduchi, comenzó a trabajar en el cine porque el estilo con el que diseñaba sus edificios era demasiado avanzado para la época y no gustaba en un país donde ha- bían ganado las elecciones los partidos de derecha32, el único medio que le quedaba para poder expresarse con libertad era a tra- vés del cine; lo mismo que le sucedió a arqui- tectos expresionistas alemanes que, al no recibir encargos para poder construir con su complicado estilo, trabajaron en el cine que, como escribía Pehnt, “al menos, hacía apare- cer los edificios casi como si fuesen reales”33, para poder propagar sus ideas.
la realidad
El cine no sólo tuvo influencias de otros es- pectáculos, sino que además influyó en la vida real, César González Ruano describió sus sensaciones al visitar la casa de Gregorio Martínez Sierra:
“merecería por sí sola la atención de un cumplido reportaje. Es una casa de de- corado cinematográfico, rica en planos modernos y perspectivas inverosími- les. La decoración se debe a un gran artista: a Fontanals. En cuanto al gusto que ha seleccionado los objetos y mue- bles, se deben a otro artista grande: a Gregorio Martínez Sierra, fina e inquie- ta sensibilidad y talento probados en múltiples ocasiones. Esculturas de los más nuevos y famosos escultores fran- ceses y alemanes.[...] Los dibujos de Fontanals -paisaje y figura-, el pequeño acuario, los marcos de los cuadros -re- cuerdo un admirable Barradas- de co- lores metálicos, todo, con los grandes ventanales y el arbitrario mobiliario, im- primen a estos salones un carácter de estudio cinemático poco frecuente aun en las grandes casas españolas donde la presunta modernidad de los que así pretenden ser no se ha decidido a más que a instalar un bar americano gene- ralmente deplorable”34.
La vivienda unifamiliar había sido diseñada por el arquitecto Secundino Zuazo35 en 1927 en la Colonia Metropolitana de Madrid y el autor de la decoración36, era el escenógrafo
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