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  dE manEra intuitiva y natural, Estaba marcando un antEs y un dEspués En El bailE flamEnco fEmEnino.
vida de toda su familia, trasladándose a vivir a un piso en la calle de las Tapias, abando- nando, por fin, las barracas.
A partir de 1933, sus actuaciones y éxitos se suceden. Apareció brevemente en la pe- lícula de José Buchs 2 mujeres y 1 Don Juan y compartió escenarios con las figuras más relevantes del flamenco de esa época: La niña de los Peines, Manuel Vallejo, Manuel Torres, José Cepero, los Borrull, Pastora Im- perio, niño Ricardo, Montoya o Sabicas, que se convertiría durante muchos años en su pareja artística a la guitarra. El despegue de- finitivo, a nivel nacional, se produjo en 1935, año en el que el director José Luis Sáenz de Heredia, bajo la supervisión de Luis Buñuel, la contrató como artista invitada en la pelí- cula La hija de Juan simón y Jerónimo Mihura hizo lo propio para el cortometraje Don viudo de rodríguez.
La hija de Juan simón era la segunda produc- ción de la compañía Filmófono que había fundado Ricardo María de urgoiti y en la que Luis Buñuel ejercía las funciones de produc- tor ejecutivo. Como Buñuel no estaba muy predispuesto a seguir haciendo películas “comerciales” de ambiente español, se en- cargó la dirección a José Luis Sáenz de Here- dia mientras él se mantenía en un segundo plano8. Siguiendo la tónica general del cine de esa época, uno de los ganchos principa- les para atraer al público consistía en trufar la acción de escenas musicales flamencas o aflamencadas. En este caso, el protagonista principal era el cantaor Angelillo y en una de las escenas tabernarias aparecía Carmen Amaya bailando por soleá encima de una mesa mientras la acompañaba a la guitarra su padre y hermano. La película fue el ma-
yor éxito de taquilla de aquella temporada y CarmenAmayaseguíallamandolaatención de la prensa, en este caso en la pluma de Santiago Aguilar:
“La Amaya tiene pólvora en la sangre. Sus arreos son los palillos. Su descan- so, bailar y bailar. Allí donde una guita- rra se temple, allí este manojo de ner- vios se arranca a taconear con ritmo de locomotora. Habla con nosotros a igual velocidad. A noventa por hora. Lo ideal para estas interviús relámpago que, a veces, captan un carácter con dos plu- mazos casi ilegibles9”.
A estas alturas de su carrera artística y vital, aquella gitanilla que correteaba descalza por la arena de las playas de Barcelona y lu- chaba por conseguir un puñado de carbón con el que calentar la casucha donde vivía con su familia ya había trabajado en París con Raquel Meller y Conchita Piquer, había actuado bajo la supervisión de Buñuel, ha- bía grabado su voz flamenquísima para las discográficas Odeón y La Voz de su Amo y había cambiado las tablas de los colmados sin nombre del Barrio Chino por los cabarets de lujo y los platós de cine.
Carmen Amaya, de manera intuitiva y natu- ral, estaba marcando un antes y un después en el baile flamenco femenino. Nadie había bailado como ella hasta ese momento y nada fue igual a partir de entonces.
Instalada con su familia en Madrid desde 1935, actuó en multitud de salas, como el Teatro de la Zarzuela con Concha Piquer y Miguel de Molina y en otras localidades es- pañolas, como Huesca, Sevilla, San Sebas- tián o Valladolid.
Su primer papel como protagonista en el cine se lo proporcionó Francisco Elías para María de la o, rodada en 1936. Avalada por el gran éxito cosechado en la voz de Estrellita Castro en 1933, fue llevada al teatro gracias a la compañía de María Fernanda Ladrón de Guevara, en 1935. Aprovechando el éxito de la canción y de la obra de teatro, la produc- tora ulargui contrató a Fernando Elías como director y puso a su alcance todos los me- dios materiales posibles. no se escatimaron
recursos en la producción del film: se rodó en exteriores (Granada, Sevilla, Alcalá de Guadaíra) y en los estudios Orphea de Bar- celona, se contrató al protagonista masculi- no tipo galán americano (Antonio Moreno) y a lo mejor de lo mejor en flamenco: la sal y la gracia de Pastora Imperio, la voz de Anto- nio Mairena y el nervio de Carmen Amaya. A pesar de todos estos esfuerzos y, entre otros motivos, debido a que el estreno se poster- gó tres años, hasta el final de la Guerra Civil, la película no tuvo el éxito esperado y las crí- ticas no fueron nada complacientes. Para los amantes del flamenco, siempre nos queda ver a Carmen bailando por alegrías y zambra en el Sacromonte granadino y su personalí- simo fandango por soleá.
En 1936, recién comenzada la Guerra Civil, Carmen Amaya y su troupe se encontraban de gira en Valladolid con el espectáculo de Luisita Esteso. De allí cruzaron la frontera hasta Portugal y, tras unos meses actuando en diversos locales de Lisboa y alrededores, se embarcaron rumbo a Buenos Aires en el buque Monte Pascoal, haciendo escalas en Brasil y uruguay.
      AqUELLA
qUE CORRETEAbA DES- CALzA POR LA ARE- NA DE LAS PLAyAS DE bARCELONA y LUCHA- bA POR CONSEgUIR UN PUñADO DE CARbóN CON EL qUE CALENTAR LA CASUCHA DONDE vIvíA CON SU FAMILIA yA HAbíA TRAbAjADO EN PARíS CON RAqUEL MELLER y CONCHITA PIqUER, HAbíA ACTUA- DO bAjO LA SUPERvI-
SIóN DE bUñUEL
gITANILLA
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