Page 34 - Hispania nostra
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MANUEL GRACIA RIVAS
Miembros de Hispania Nostra, Soria. Junio, 1988.
Ayudó en la realización de los expedientes preci- sos para la presentación de las candidaturas que, en aquel período inicial, eran más sucintos que en la actualidad y las defendió con inusitado tesón en las reuniones del jurado que estuvieron salpi- cadas de anécdotas inolvidables.
Muy pronto llegaron los primeros galar- dones y a raíz de los mismos encontró el más decidido apoyo en Su Majestad la Reina Doña Sofía que accedió a entregar personalmente
esas distinciones, desplazándose expresamente
a determinadas localidades. En este sentido, la visita de la Reina a Covarrubias constituyó un acontecimiento que vino a poner de manifiesto
el compromiso de la Corona, materializado más tarde en la institución de una ceremonia periódica en la que Doña Sofía hacía entrega de todos los premios concedidos a las candidaturas españolas,
bien en uno de los edificios que habían sido objeto de reconocimiento o, más tarde, en el Palacio de El Pardo. El deseo de Su Majestad la Reina Doña Letizia de continuar esta tradición constituye el más eficaz respaldo a esta labor.
Hay que tener en cuenta que, en aquellos momentos, Europa Nostra no tenía establecida una ceremonia similar para la entrega del resto de los premios y fue, sin duda, la presencia del secretario general en la que se llevó a cabo en
la Casa de la Panadería de Madrid, uno de los factores que incidieron para que fuera adoptado el modelo actual.
Poco después de que Carmen Salas iniciara su labor, comenzó a colaborar con ella María Chapa que, a lo largo de todos estos años,
se convirtió en el principal activo para la gestión de los premios, eficaz enlace con la Secretaría de Europa Nostra y nexo de unión dentro del proceso de evolución al que fue sometida
la tramitación de los expedientes.
Si resaltar la importancia de determinadas obras como ejemplo y estímulo para la puesta en marcha de otras iniciativas similares fue una de las principales motivaciones que impulsaron la difusión de la convocatoria anual de los premios, dar a conocer el trabajo que se estaba realizando en nuestro país era otro de los objetivos. No es de extrañar, por lo tanto, que en 1985, cuando España había obtenido 5 medallas y 12 diplomas, Hispania Nostra se embarcara en la organización de una exposición fotográfica para mostrar las obras en las que habían recaído.
En su organización intervinieron diversos miembros de la Junta Directiva y, entre ellos, queremos recordar a Clemente Sáenz Ridruejo, Catedrático de la ES de Ingenieros de Cami- nos y una persona entrañable. La exposición estuvo en el Spanish Institute de Nueva York,
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