Page 21 - Hispania nostra
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PREMIOS EUROPA NOSTRA
—en 1963— un grupo de personas, con Italia Nostra a la cabeza, que ya había obtenido logros importantes sobre una base participa- tiva muy abierta a los ciudadanos, pusieron en París el germen de lo que hoy es Europa Nostra. Fue una acción premonitoria, en la que la socie- dad civil tomó la delantera a los gobiernos. La magna campaña intergubernamental que se preparaba para el año 1975, reforzó el papel y
la envergadura europea de esta Federación de Asociaciones, hasta convertirse con el apoyo
del secretario general adjunto del Consejo de Europa, Sforzino Sforza, en el brazo no guberna- mental del Consejo de Europa.
Al frente de la Federación fue elegido presi- dente un antiguo ministro británico, diputado
y miembro de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, Sir Duncan-Sundys, que le dedicaría el resto de su vida y toda su experien- cia política, que era mucha y muy avezada. Con Europa Nostra y con él, la sociedad civil europea se fue convirtiendo en «la voz» del Patrimo-
nio que hoy escuchan, respetan y aceptan las instituciones europeas y los gobiernos de sus diferentes Estados miembros. Su constitución inicial seguía —como se dice en términos diplo- máticos— la geometría del Consejo de Europa, por lo que se extendió a los países que entonces eran miembros de pleno derecho de esta Organi- zación y de su Consejo de Cooperación Cultural —el CDCC— al que tenían acceso como miem- bros de pleno derecho los países candidatos, mientras perfeccionaban las condiciones internas que permitirían su entrada definitiva en el «club» de países democráticos que es el Consejo de Europa. Buen ejemplo de ello fue que otro gran embajador español, José Luís Messía —entonces director general de Relaciones Culturales— hubiera sido elegido presidente de ese Consejo
de Cooperación Cultural, antes de que España
se integrara plenamente en el Consejo de Europa. Posteriormente, Europa Nostra fue creciendo
y extendiéndose, a medida que nuevos Esta-
dos se integraban en el Consejo de Europa, hasta los casi cincuenta que hoy son miembros de la Organización.
Hispania Nostra: una andadura europea
En ese contexto de presencia progresiva de España en Europa, durante los años previos y posteriores a la transición democrática, gracias al propio marqués de Santa Cruz y a un grupo de personalidades a cuya cabeza figuraban
el matrimonio Carmen de Ortueta y Xavier de Salas, Carmen Marañón de Araoz, y un grupo
de personas entusiastas, comenzaron los contactos con Europa Nostra y con Sir Duncan- Sandys, su presidente, para constituir la Asociación Hispania Nostra —de la que, luego, ambas serían respectivamente su primera vicepresidenta y su primera tesorera— que, como filial suya en España, nacía con la vocación —ampliamente cumplida— de aglutinar
las asociaciones españolas regionales y locales que actuaban ya o se crearon, después, para defender y promover el Patrimonio Cultural. Y hacerlo en una perspectiva claramente europea.
Esa vinculación inicial con Europa Nostra
fue clave para que Hispania Nostra desarrollara, además, un papel muy importante en la propia evolución de Europa Nostra y en la articulación de la participación ciudadana en materia de Patri- monio Cultural, ante las instituciones europeas. Carmen Ortueta de Salas, infatigable vicepresi- denta —y luego presidenta— de Hispania Nostra, se integró muy pronto en la Comisión Directiva de Europa Nostra, hasta ocupar una vicepresidencia.
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