Page 362 - Goya y el mundo moderno
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posición], Londres, Tate Publishing, 2003; Dante et Virgile aux enfers d’Eugène Delacroix [catálogo de ex- posición], París, Réunion des musées nationaux, 2004; Wright, B. (ed.), The Cambridge Companion to Delacroix, Cambridge, Cambridge University Press, 2001.
Otto Dix
(Gera 1891-Singen 1969)
Otto Dix nace en Utermhaus, cerca de Gera (Alemania), el 2 de diciembre de 1891. Hijo mayor de una familia de obreros industriales formada por Franz y Louise Dix, entre 1897 y 1906 acu- de a la escuela primaria donde recibe clases de dibujo de Ernst Schunke. Pro- sigue su formación como pintor deco- rativo y escenográfico en Gera. En 1910 una beca del príncipe Reuss le permite asistir a la Escuela de Artes y Oficios de Dresde. Allí conoce las obras de Cranach y Durero conserva- das en la Königliche Gemäldegalerie de Dresde, visita en 1912 la exposición de Van Gogh y entra en contacto con el expresionismo. En 1914 se alista en el Ejército y lucha en diferentes frentes hasta el final de la Primera Guerra Mundial. Plasma estas vivencias en ca- si quinientos dibujos y cerca de cien aguadas, con un lenguaje moderno que le vincula al expresionismo y el futu- rismo, e incluso muestra algunas im- prontas de la abstracción. En 1919 re- toma sus estudios al ser admitido en la Escuela Estatal de Artes Plásticas de Dresde. Allí forma parte del Grupo 1919. En 1920 su obra desemboca en el dadaísmo con obras como Mutila- dos de guerra, si bien pronto opta por un lenguaje que le permita un acerca- miento más directo a la realidad. Se traslada a Düsseldorf en 1922 y cono- ce allí a Martha Koch, con quien se ca- sará y tendrá tres hijos. En esos años sufre dos procesos judiciales por por- nografía y se adentra en el mercado del arte de la mano del marchante Kart Nierendorf, quien le organiza una ex- posición en la Nationalgalerie de Ber- lín, en el Kronprinzenpalais. En 1924 edita su serie de cincuenta grabados ti- tulada La guerra. Las ventas son esca- sas pero le reporta reconocimiento na- cional e internacional. Se inspira para este trabajo en sus propios dibujos, en las momias de las catacumbas de Pa- lermo y en fotografías de la Primera Guerra Mundial. No muestra en ellos una ideología concreta, sólo recrea la guerra moderna, anónima y brutal. Aunque no puede hablarse de referen- cias concretas a la obra de Goya, lo cierto es que conoce sus estampas a tra- vés de los fondos del Museo de Basi-
lea. En 1925 se traslada a Berlín. Es el punto culminante de su carrera. En 1926 realiza una retrospectiva en la Galería Neumann-Nierendorf. Expo- ne también en el extranjero: en el Car- negie Institute de Pittsburg (1927 y 1931), en la Bienal de Venecia (1928 y 1930) y en ciudades como Chicago, París, Detroit, Ámsterdam, Viena y Os- lo. En 1929, en Zúrich, celebra su pri- mera exposición individual en el ex- tranjero. A mediados de esa década se adentra en la nueva objetividad, dan- do un giro hacia un mayor realismo. El frío rigor suplanta al gusto salvaje por lo grotesco. Sus referentes están en los maestros alemanes antiguos, el re- nacimiento italiano y el romanticismo germano. En 1927 regresa a Dresde donde es nombrado catedrático en la Academia de Bellas Artes. Es muy apre- ciado como docente y alabado por la crítica local. De esta época datan sus dos famosos trípticos: Metrópolis (1927-1928) y La guerra (1929-1932). En 1931 es designado miembro de la Academia Prusiana de las Artes de Ber- lín. La llegada del nazismo al poder le obliga a renunciar a este cargo. Tam- bién es cesado de su puesto en Dresde y se traslada al pueblo de Hemmenho- fen, junto al lago Constanza. Sus obras son incluidas entre el arte degenerado y algunas son quemadas en 1937. Se le prohíbe exponer. A partir de 1934 se dedica al paisaje y, en 1937, aparecen los temas cristianos. En 1945 es obli- gado a enrolarse en el Volkssturm (ejército de reservistas formado por jó- venes y ancianos). Un mes después, po- co antes del fin de la Segunda Guerra Mundial, es hecho prisionero por los franceses. Tras la guerra, no acepta la división de Alemania. Continúa resi- diendo en Hemmenhofen pero, desde 1949, visita anualmente Dresde, don- de sigue contando con un estudio. Has- ta 1966 reside allí varias semanas al año como invitado de la Alemania del Oeste. Su obra se vuelve fuertemente expresionista. Durante su última dé- cada abundan los temas cristianos y los autorretratos. En un principio le resulta difícil volver a integrarse en el ambiente artístico, pero, poco a poco, llegan las exposiciones, los premios y otros re- conocimientos. En otoño de 1967 su- fre un primer ataque de apoplejía. Un segundo ataque acaba con su vida el 25 de julio de 1969.
A.C.
Bibliografía
Otto Dix [catálogo de exposición], Ma- drid, Fundación Juan March, 2006; Mc- Greevy, L. F., Bitter witness: Otto Dix and the great war, New York, Peter
Lang, 2001 (la primera edición es de 1981); Otto Dix: dessins d’une guerre à l’autre [catálogo de exposición], Pa- rís, Gallimard: Centre Pompidou, 2003.
James Ensor
(Ostende 1860-1949)
James Sidney Edouard Ensor nace el 13 de abril de 1860 en Ostende, Bélgi- ca, procedente de una familia pequeño burguesa. Su padre, Frédéric-James En- sor, ingeniero de profesión, aunque ciu- dadano británico, nace en Bruselas, y su madre, Maria-Catharina Haeghe- man, flamenca, de carácter autoritario, ostenta un comercio menor de souve- nirs. El joven James ingresa en 1871 en el colegio Notre-Dame de Ostende. Sin embargo, pronto manifiesta mejor dis- posición para el dibujo que para el es- tudio. Es por ello que su padre le ins- cribe en las clases de pintura de dos ar- tistas locales y, más tarde, comienza a pintar en la Academia de Pintura de Ostende. De estos años se conservan algunos dibujos. Sus años de aprendi- zaje continúan de 1877 a 1880 en la Academia Real de Bellas Artes de Bru- selas, donde establece importantes con- tactos, pues algunos de sus compañe- ros ocuparán posiciones destacadas en la vanguardia nacional e internacional –por ejemplo, Fernand Khnopff, Da- río de Regoyos, o Hanon. A través de este último conocerá a Ernst Rousse- au. Al terminar sus estudios, de regre- so en su ciudad natal, establece su lu- gar de trabajo en un ático de la casa fa- miliar, donde permanecerá hasta sus últimos días. Desde su vuelta a Osten- de, se sumerge en un periodo sombrío, caracterizado por el naturalismo im- presionista de cuadros de paisajes, re- tratos e interiores burgueses inquie- tantes. A finales de 1883, funda en Bruselas el grupo Les Vingt, junto a otros jóvenes artistas, entre ellos Kh- nopff, Guillaume Vogels, Theo Van Rysselberghe y Finch. El propósito del grupo es abrirse a todo lo que fuera re- novador e independiente. Ese año re- sulta decisivo para Ensor como artis- ta, ya que en sus obras aparecen las an- gustiosas máscaras inspiradas en las grotescas caretas que se vendían en la tienda materna durante el carnaval; un asunto recurrente e incluso obsesivo que no abandonará jamás. Destaca en este sentido el gran lienzo pintado en 1888, titulado Entrada de Cristo en Bruselas, que, a pesar de ser vitupera- do al principio, acaba siendo recono- cido como su obra maestra. La huma- nidad es vista como algo estúpido y odioso, los individuos son personifica- dos como payasos o esqueletos, y los rostros se cubren con las máscaras de
carnaval. Sus obras aglutinan colores fuertes y estridentes que aplica me- diante violentas pinceladas, lo que po- tencia el efecto agresivo de los temas que trata. No hay que olvidar su in- tensa labor como grabador, desarro- llada sobre todo entre 1886 y 1891. Con la llegada de la Primera Guerra Mundial se niega a abandonar Osten- de y su situación personal empeora po- co a poco. En 1915 es enviado a pri- sión por un tribunal de guerra alemán debido a una caricatura que ha dibu- jado; por otro lado, la muerte de su madre ese mismo año le afecta pro- fundamente. De su progenitora man- tendrá la tienda, que acabará por con- vertirse en museo dedicado a él gracias a la iniciativa de la Asociación de Ami- gos de Ensor, que se funda en 1947. Es a partir de la década de los veinte cuan- do protagoniza grandes exposiciones, aunque la producción de obras nuevas va disminuyendo de manera paulatina. La primera monográfica tiene lugar en la Galería Giroux de Bruselas (1920); la Kunst van Heden de Amberes al- berga una retrospectiva de su obra un año más tarde, y la National Gallery de Londres organiza otra gran retros- pectiva en 1946. Además, recibe varios premios, adquiere el título nobiliario de barón, que le otorga el rey Alberto (1929), es nombrado Príncipe de Pin- tores en Bruselas (1933) y recibe el Cravate de la Legion del Honeur de manos de un ministro francés. De la misma manera que se declara –como él mismo escribe en una de sus cartas dirigidas a Darío de Regoyos– admi- rador de la obra de sus antecesores Go- ya, Rubens, Jordaens, Courbet y Ve- lázquez, James Ensor también supo de- jar su huella en artistas posteriores. Su escalofriante temática facilitará el ca- mino al surrealismo y a dadá; y sus téc- nicas pictóricas, especialmente la pin- celada y el cromatismo, conducirán di- rectamente al expresionismo. La muer- te le sorprende el 19 de noviembre de 1949 en Ostende, cuando cuenta ochenta y nueve años de edad. Al en- tierro, que tiene lugar en Notre-Dame de Dunes, cerca de Ostende, asiste una multitud.
G.H.
Bibliografía
AA.VV., James Ensor [catálogo de ex- posición], Madrid, Banco Bilbao Viz- caya, 1996; Berman, P. B., James En- sor: Christ’s entry into Brussels in 1889, Los Angeles, J. Paul Getty Mu- seum, 2002.
Alberto Giacometti
(Borgonovo 1910-Coira 1966)
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