Page 361 - Goya y el mundo moderno
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  síntomas de pérdida de visión. De nue- vo sin medios para pagar el alquiler, Corot les presta una pequeña casa. En 1871 es nombrado miembro de una comisión para la salvaguarda de los museos tras el asedio de París y lleva a cabo una serie de litografías acerca de la guerra de 1870. En 1877 el Gobier- no le concede una modesta pensión y al año siguiente sus amistades organi- zan una retrospectiva de su obra en la galería Durand-Ruel, que obtiene bue- nas críticas pero escasas ventas. Le es imposible asistir por haber sido ope- rado sin éxito de la vista. Finalmente fallece de una apoplejía el 10 de febre- ro de 1879 en Valmondois, lugar en el que, unos años más tarde se erigió su busto, costeado por suscripción nacio- nal. Sus restos fueron trasladados a Pè- re-Lachaise, donde descansan cerca de los de Millet y Corot.
FIRMA?
Bibliografía
Von Waldkirch, B., Daumier Zeich- nungen [catálogo de exposición], Zü- rich, Kunsthaus Zürich, 2007; Sueur- Hermel, V. (dir.), Daumier: l’écriture du lithographe [catálogo de exposi- ción], París, Bibliothèque nationale de France, 2008.
Jacques Louis David
(París 1748-Bruselas 1825)
Pintor y dibujante francés, nacido en 1748 en una acaudalada familia que deseaba que fuera arquitecto, David decide muy temprano su vocación ar- tística. Boucher, pariente lejano, le aconseja entrar en el taller de Vien, quien se adhiere a la reacción clasicis- ta contra el rococó y es el mentor de David durante sus años de formación como alumno en la Academia (1766). Cuando Vien es nombrado director de la Academia en Roma, David le acom- paña gracias a que obtiene el Premio de Roma (1774). Es en esta decisiva época italiana donde descubre la anti- güedad clásica y estudia a maestros co- mo Rafael. A esta época pertenece An- tíoco y Estratónice. Tras pasar cinco años en Roma, regresa a París, donde comienza a triunfar; dos de sus cuadros son admitidos en el Salón de 1781. Contrae matrimonio de conveniencia con Marguerite Charlotte Pecol, de ide- ología monárquica e hija de un con- tratista del rey que financia el segundo viaje de David a Roma, a donde se traslada con su familia y discípulos. En esta etapa perfecciona su técnica del claroscuro y configura los géneros en los que destacará: los retratos de en- cargo (Retrato ecuestre de Stanislaw Kostka Potocki, 1781) y grandes com-
posiciones inspiradas en la historia an- tigua (El juramento de los Horacios, 1785; Sócrates bebiendo la cicuta, 1787; Los amores de Paris y Helena, 1788; El regreso de Bruto a su hogar, 1789) pero con una intención ejem- plarizante imbuida del pensamiento en- ciclopedista del siglo XVIII. Con su vi- sión racional y contenida del género de la pintura de historia, David no sólo determina el cambio de gusto del ro- cocó al neoclasicismo, sino que tam- bién plasma el ambiente de austeridad de los últimos años del Antiguo Régi- men. David, miembro del partido ja- cobino, desempeña un papel político activo al estallar la revolución, osten- tando importantes cargos y constru- yendo la escenografía y el aparato vi- sual propagandístico de la misma, que parangona con la República Romana y la Grecia antigua. A través de los re- tratos votivos Los últimos momentos de Le Peletier y Marat asesinado en su bañera (1793) configura la imagen del mártir revolucionario. Y el inconcluso e inmenso El juramento del Juego de Pelota, encargado por la Asamblea constituyente, ha quedado como testi- monio de un tiempo convulso. Caído en desgracia tras el ajusticiamiento de su amigo Robespierre, es encarcelado en Luxemburgo. Tras su liberación en 1795, su esposa acude en su ayuda y permanece a su lado, pese a que se ha- bían divorciado durante la Revolución. Esta reconciliación inspira supuesta- mente La intervención de las sabinas (1799), un alegato en favor de la tole- rancia dirigido a los franceses ideoló- gicamente divididos. Vuelven a casar- se en 1796 y, una vez restaurada su po- sición social, reabre su estudio y ad- mite alumnos. Sin embargo, no tarda en alinearse con el régimen político de Napoleón, de quien se convierte en re- tratista oficial y en su pintor de cáma- ra bajo el Imperio, centrándose en la creación de grandes composiciones (Bonaparte en el San Bernardo, 1800; La coronación, 1808; El reparto de las águilas, 1810), a las que dota de una cálida paleta veneciana. No abandona el retrato ni la pintura inspirada en el pasado clásico, como Leónidas en las Termópilas, lienzo expuesto en su ta- ller en 1814 y en el que trabaja cator- ce años. Paradójicamente, el repuesto Luis XVIII ofrece a David ser pintor de la corte, pero éste prefiere un cómodo destierro, retirándose a Bruselas (1816), donde sigue pintando. Los des- nudos de la última época Amor y Psi- quis (1817) y Marte desarmado por Venus y las tres Gracias (1824) anun- cian la sensualidad escapista de las dé- cadas siguientes. Muere en su exilio
belga en 1825, dejando tras sí una con- vulsa vida, una dilatada carrera y el im- portante legado de la tradición pictó- rica que perpetuarán sus numerosos discípulos (Gérard, Ingres, Gros), ver- tebrando la pintura francesa del siglo XIX a través de la pintura academicis- ta de los Salones.
D.S.
Bibliografía
Padiyar, S., Chains, David, Canova, and the fall of the public hero in postrevo- lutionary Franc, Pennsylvania, State University Press, 2007; Au-delà du Mai- tre: Girodet et l’atelier de David [catá- logo de exposición], París, Musée Gi- rodet de Montargis, Somogy Éditions d’Art, 2005; Régis, M., David contre David, [actas del coloquio organizado en el Musée du Louvre por el servicio cultural, diciembre de 1989], París, La Documentation française, 1993.
Eugène Delacroix
(Saint-Maurice, Val-de-Marne 1798- París 1863)
Pintor francés, nace Ferdinand-Victor- Eugène Delacroix en 1789, cuarto hi- jo de Charles Delacroix, embajador de los Países Bajos, aunque parece más que probable que fuera hijo natural del político Talleyrand. Ingresa en la Éco- le Supérieur des Beaux Arts a los 18 años, formándose en la herencia neo- clásica de los discípulos de David. Co- noce a Théodore Géricault, cuyas obras copia como forma de aprendizaje, y quien le facilita sus primeros encargos relevantes, al tiempo que realiza dibu- jos y litografías satíricas para el Miroir des spectacles. Su primera composición importante es Dante y Virgilio en los infiernos (Salón de 1822), adquirida por el Estado para el Musée de Lu- xembourg. Sin embargo, en el Salón de 1824 Las matanzas de Quios es dura- mente atacada porque rompe con el clasicismo francés. En 1825 reside una temporada en Londres, donde descu- bre la acuarela y se impregna de la li- teratura y el arte inglés. Ávido apren- diz de los maestros del pasado, estudia a Miguel Ángel, Velázquez, Rubens, Constable o el Veronés, pero también la anatomía de los animales, la minia- tura persa o las iluminaciones medie- vales. De Goya estudia y copia los aguafuertes de los Caprichos, llegando a adquirir un volumen de esta serie en 1834, lo que le permite desarrollar un lenguaje expresivo en el que se mezclan la enorme elocuencia de los personajes goyescos, un realismo de raíz clásica y un fuerte sentido de lo exótico. Carac- terísticas que, junto al dinamismo de las escenas y su potente sentido del co-
lor, definen su trayectoria y lo sitúan como el más eminente representante del romanticismo pictórico. En 1828, de- bido a Muerte de Sardanápalo, es cri- ticado nuevamente en el Salón, reci- biendo la advertencia de que, a menos que contenga su estilo, dejará de reci- bir encargos oficiales como los que re- alizará en las décadas siguientes para varios edificios públicos: la Biblioteca del Senado francés, el Ayuntamiento de París o el Salón de Apolo en el Louvre, por ejemplo. En cambio, por su Liber- tad guiando al pueblo recibe en 1831 la Legión de Honor. En 1832, viaja a Marruecos, Argelia y Andalucía, lo que aumenta su sugerente imaginario con estudios del natural de tipos y costum- bres locales, indumentarias o animales, añadiendo a su repertorio exóticas es- cenas de género como Mujeres de Ar- gel, Boda judía o Grecia expirando so- bre las ruinas de Missolonghi. En los años siguientes, aparte de viajar a Ho- landa (1838) y Bélgica (1838 y 1850), donde expone sus obras, participa en varias ediciones de los Salones con cua- dros de género (La justicia de Trajano, 1840; La entrada de los cruzados en Constantinopla, 1841; La muerte de Marco Aurelio, 1845; Comediantes y bufones árabes, 1848; Otelo y Desdé- mona, 1849, o Cacería de leones, 1854) que alterna con otros de flores, naturalezas muertas, paisajes, además de autorretratos y retratos de Chopin o George Sand. Ya en la década de los cincuenta, y pese a que su producción es discontinua por problemas de salud, puede considerarse la Exposición In- ternacional de 1855 como la confir- mación de su éxito, ya que en ella se exhibe una retrospectiva con treinta y seis de sus obras, siéndole concedida la Gran Medalla de Honor. Siguiendo la consolidación de su estatus en el mun- do de las artes, en 1857 se le admite en la Académie des Beaux Arts, honor que había perseguido durante años y que responde a su preocupación por la crí- tica y la reflexión teórica (Cuestiones sobre lo bello, 1854; Críticas en mate- ria de arte, 1829), actividad literaria que había compaginado toda su vida con la escritura de un Diario. Delacroix fallece en París en 1863, celebrándose al año siguiente una subasta de sus obras y una exposición en la Société Nationale des Beaux Arts en la que se deja constancia del equilibrio entre lo clásico y lo romántico presente en su obra.
D.S.
Bibliografía
Constable to Delacroix: British art and the French romantics [catálogo de ex-
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