Page 97 - Escritura experimental en España, 1963-1983
P. 97
Escritura ExpErimEntal En España, 1963-1983una voluntad de convertirse en un canon. Cualquier historia, sea del arte o de la literatura, supone un acto de selección que tiende a la canonización y a la pedagogía. Josep Maria Castellet pretendió y consiguió imponer un determinado modelo de ruptura estética, del que se eliminaron tanto los extremos vanguardistas como los clasicistas.Tal vez, lo más increíble es la aceptación de este canon avalado por una potente editorial como era la dirigida por Carlos Barral.232Que se eliminara a los clasicistas tenía sentido, pero dejar fuera a los experimen- tales que surgieron en España en los años sesenta fue interpretado por estos como una nueva exclusión. Pero, la verdad, es que los diferentes grupos de artistas, poetas y músi- cos más o menos experimentales, para mantener su cohesión y coherencia interna, habían permanecido un tanto encerrados sobre sí mismos.Cuando las diferentes tensiones entre sus miembros se agudizaron, la cohesión se rompió y cada uno de sus integrantes inició su andadura en solitario. Entonces, al formar- se una sociedad de individuos independientes, a oraron otros personajes particulares que llevaban años trabajando en solitario, más o menos aislados, alejados de las grandes ciu- dades donde era posible no solo acercarse al conocimiento de otras actividades artísticas y literarias, sino el encuentro entre personas. Entre aquellos personajes he seleccionado solo tres: Francisco Pino, Felipe Boso y Guillem Viladot.El pino solitarioDespués de la Guerra Civil Francisco Pino no participó, no quiso participar, de la cultura o cial del Régimen franquista, se refugió físicamente en su casa, aislado en El Pinar de Antequera, a siete ki-lómetros de Valladolid, donde produjo de manera constante e ininterrumpida una extensa obra poética que no responde más que a su fantasía personal y a la pura necesidad de escribir. Su instinto le mantuvo alejado del mundo literario y editorial, lo que le permitió explotar algunos recursos poéticos sin contaminarse con las corrientes y las modas, pero sobre todo sin contraer deudas con otros poetas o con instituciones. Sin embargo, no fue un misántropo ya que publicó regularmente su extensa obra en cuidadas ediciones de autor de cortas tiradas, que él mismo se costeó.233 Sus libros no fueron comprendidos en los círculos poéticos o ciales ni reseñados en las revistas, Francisco Pino no era un poeta del Régimen, pero su obra, como él, es profundamente religiosa, rozando la mística, lo cual desorientó a los posibles críticos de uno y otro bando. Además, desde sus primeros poemas234 se aprecia una voluntad por forzar la estructura sintáctica de los textos, por separarse de la semántica y por retorcer o desgarrar las palabras, lo que indica una muy temprana voluntad experimental.232. La correspondencia de Felipe Boso con Carlos Barral y con otros poetas implicados en la edición de una antología que recogiera aquellos autores que, por vanguardistas, habían sido rechazados por Josep Maria Castellet muestra el poder que tenía la editorial.233. Antonio Piedra reseña sesenta y un libros editados en Francisco pino: siyNo siNo, 1995, pp. 401-413.234. Por ejemplo los poemas que aparecen en Méquina dalicada (1929-1934). El libro se publicó mucho después: Francisco pino: Méquina dalicada, 1981.101