Page 23 - Escritura experimental en España, 1963-1983
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Escritura ExpErimEntal En España, 1963-1983una historia que trate tanto en extensión y profundidad como desde diferentes puntos de aproximación este fenómeno que ha sido sistemáticamente ignorado en las historias de la literatura de corte académico, cuyos autores han entendido lo experimental como una epi- sódica anécdota con la que algunos poetas se han aproximado a lo plástico, sucumbiendo en el intento. Por su parte, los historiadores del arte, que en el tratamiento de este asunto han sido más generosos que sus colegas literarios, suelen hacen referencia a los poetas experimentales como compañeros de viaje del «arte conceptual».18En algunos de los artículos que tratan sobre la poesía experimental en España se utili- za el término «neovanguardia» para referirse a ella. La utilización de este cali cativo supone la existencia de una vanguardia previa de la cual surge, en los años sesenta, un retoño nuevo. La idea de la existencia de una «primera vanguardia» de la cual retoña un brote en los años sesenta es sostenida por José Antonio Sarmiento quien ha estudiado la poesía experimental española en profundidad.19 Pero aquí no voy a utilizar el término neovanguardia porque, por el contrario, creo que los conatos vanguardistas previos no tuvieron el su ciente calado como para ser el faro hacia el que guiaron su nave experimental la mayoría de los autores que aquí se han seleccionado.La relativa bonanza económica que se vivió en España después de la Primera Guerra Mundial permitió un cierto desarrollo cultural y artístico que cuajó en la denominada Generación del 27, que se ha presentado habitualmente como un movimiento de innova- ción vanguardista. La ruptura propuesta por las vanguardias no solo implica el nacimiento de una nueva poética, sino la negación total del sistema vigente. Sin embargo, incluso los poetas más innovadores —como Gerardo Diego, Federico García Lorca o Juan Larrea— no se atrevieron a asumir por completo los postulados más radicales de las auténticas van- guardias, es decir, la negación del arte, conformándose con aderezar algunos de sus poemas con aportaciones formales tomadas del futurismo, el creacionismo o el surrealismo. No pretendo disminuir ni menospreciar el valor intrínseco de la obra de estos y otros poetas cuya fuerte personalidad les permitió desarrollar una poética propia, es decir, independien- te de los -ismos y las corrientes de moda en Europa, lo cual es muy loable, lo que quiero dejar claro es que los poetas de la Generación del 27 no quisieron o no necesitaron entrar en el campo de batalla de la ruptura total con las formas heredadas o de la negación del arte, como predicaron, por ejemplo, los dadaístas. En resumen, los poetas españoles más avanzados de los años veinte y treinta estuvieron más cerca de Gabriele D’Annunzio que de Marinetti.Veamos un caso más concreto: uno de los poetas experimentales que vamos a mostrar aquí, Francisco Pino, que nació en 1910, fue un escritor precoz ya que comenzó a publicar con menos de 18 años, en plena efervescencia de la Generación del 27.20 El in ujo de las vanguardias literarias le permitió entonces separar con tímidas cesuras las18. No es posible rastrear aquí el nivel de presencia de la poesía experimental o de los autores que la practicaron en las muy numerosas historias del arte contemporáneo español que se han publicado, pero me arriesgo a ofrecer dos botones: Valeriano bozal: Arte del siglo xx en España. Pintura y escultura, 1991, 19952; y Pilar parcerisas: Conceptualismo(s) poéticos, políticos y periféricos en torno al arte canceptual en España 1964-1980, 2007.19. Véase, como ejemplo, José Antonio sarmiento: La otra escritura. La poesía experimental española 1960-1973, 1990; José Antonio sarmiento (ed.): Escrituras en libertad. Poesía experimental española e hispanoamericana del siglo xx, 2009. 20. Junto con su amigo, el también poeta José María Luelmo, codirigió las revistas Meseta (1928-1929), ddooss (1931) y A la nueva ventura (1934). Hay edición facsímil a cargo de Antonio Corral Catanedo en el Ateneo de Valladolid, Valladolid, 1984.27