Page 62 - El poder del pasado. 150 años de arqueología en España
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de que Schulten se restringiera a las excavaciones de los campamentos de Escipión y el abandono de los tra- bajos en 1912, fue en parte consecuencia del interés na- cional por aquellos restos, sobre todo, a raíz del nom- bramiento de Mélida como director de las excavaciones, que fueron visitadas por el mismo Rey Alfonso XIII el 17 de septiembre de 1919. Es sabido que, con posterio- ridad a 1912, Schulten basculará hacia el estudio y la búsqueda de Tarteso, entusiasmado por la arqueología protohistórica del suoroeste peninsular [fig. 8].
La excavación de Baelo Claudia (Bolonia, Tarifa, Cádiz) realizada entre 1917 y 1921 dirigida por el hispa- nista francés Pierre Paris ( 1859-1931 ) es un buen ejemplo de una intervención llevada a cabo por una misión arqueológica extranjera poco después de la promulgación de la ley de 1911, y que destaca como contrapunto de las realizadas por él mismo en los co- mienzos del siglo XX, en Osuna ( Sevilla ), en 1903, y en Almedinilla ( Córdoba ), en 1904. Pierre Paris había creado en 1909 l’Ècole des Hautes Études Hispani- ques, que sufragó los trabajos arqueológicos en el ya- cimiento baelonense, y posteriormente, desde los años 1916 a 1928, fue impulsor de la creación de la Casa de Velázquez en Madrid. Aunque colaboraron con él en Baelo otros dos reputados arqueólogos franceses, Andre Laumonier y Robert Ricard, es de destacar asi- mismo la presencia del citado Jorge Bonsor, que como especialista en el mundo funerario romano llevó a cabo la excavación de la necrópolis oriental de Baelo, cuyo trabajo fue publicado en dos espléndidos volú- menes dedicados respectivamente a la ciudad y a la necrópolis.
La internacionalización de la arqueología española. El Protectorado de Marruecos hasta la Guerra Civil
La internacionalización de la arqueología española se llevó a cabo de una manera que podríamos denominar personalizada, marcada sobre todo por la presencia de arqueólogos españoles en el extranjero mediante becas de larga duración, así como de una manera más institu- cional, mediante la colaboración en proyectos interna- cionales o incluso en la organización de algunos eventos. Así, podemos mencionar entre los primeros la colabora- ción en los proyectos de la Tabula Imperii Romani (ini- ciado en 1928 y al que se sumó España, pero sin resulta- dos en toda esta etapa) (Olmos 1993), y del Corpus Vasorum Antiquorum (iniciado en 1920, aunque el pri- mer volumen español se editó en 1930) (Olmos 1989), además de la Mostra Archeologica nelle Terme di Dio- cleziano, del año 1911, en que una sala estaba dedicada a Hispania y estuvo ilustrada con fotografías de monu- mentos y reproducciones en yeso de esculturas e ins- cripciones. Entre los segundos, debe destacarse la orga- nización en Barcelona, en septiembre del año 1929, del IV Congreso Internacional de Arqueología, que coinci- dió en la misma ciudad con la Exposición Universal de ese mismo año, claros ejemplos del aperturismo espa- ñol hacia Europa, y especialmente de Cataluña [fig. 9].
La proyección española sobre el norte de África, que se manifestó de manera fallida durante la segunda mitad del siglo XIX, encuentra una cierta recompensa en los comienzos del nuevo siglo XX mediante la parti- cipación en los repartos coloniales de África previos a la Primera Guerra Mundial, que se plasma para España
FIG. 7
Jorge Bonsor ( 1855-1930 )
FIG. 8
Adolf Schulten ( 1870-1960 ).
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