Page 40 - El poder del pasado. 150 años de arqueología en España
P. 40
FIG. 14
« Plano geológico de San Isidro », en el Museo Español de Antiguedades, tomo I, lám. 6, expuesto en el Museo Arqueológico Nacional.
progreso de la Arqueología prehistórica» (Tubi- no 1872). La importancia que el uso de la estratigrafía había alcanzado en estos momentos queda de mani- fiesto en la adquisición que hace el MAN de uno de los diversos cortes estratigráficos de San Isidro que elabo- ra Emilio Rotondo (López Rodríguez 2014) [fig. 14]. Todo ello nos indica el peso que tuvo la Geología en los inicios de la disciplina.
Asimismo, la asistencia de Vilanova y Tubino a diferentes Congresos Internacionales de Antropología y Arqueología Prehistóricas, y muy especialmente el ya mencionado y que tuvo lugar en 1869 en Dinamarca y Suecia, permitió a los sabios españoles establecer contacto con los nuevos estudios prehistóricos euro- peos y dar a conocer en el extranjero los descubri- mientos que se realizaban en España. Ya en estos mo- mentos podemos encontrar algunas de las líneas teóricas que marcarán los estudios prehistóricos espa- ñoles durante buena parte del siglo XX: historicismo, positivismo y autoctonismo y todo con la impronta del krausismo, que permaneció hasta la Guerra Civil de 1936. El autoctonismo tuvo gran repercusión en cuanto a la defensa de la existencia de periodos inter- medios, como el Mesolítico (entre Paleolítico y Neolí- tico) (Ayarzagüena 2000a) o Edad del Cobre (entre Neolítico y Edad del Bronce) (Puche y Ayarzagüe- na 2016). En este aspecto los prehistoriadores españo- les se alinearon, frente a los planteamientos mayorita- rios de los del resto de Europa debido al difusionismo imperante, con quienes defendían la existencia de es- tos periodos intermedios.
Otro aspecto en el que se va notar el autoctonis- mo es en el de las clasificaciones: Gabriel de Mortillet presentó en 1869 a la Academia de Ciencias de París una clasificación de los tiempos prehistóricos basada en estaciones-tipo a la manera de como lo hacían los geólogos y paleontólogos y, al igual que con los yaci- mientos geológicos y paleontológicos se buscaba el «fósil director» de cada estrato que, además, al tratar- se de una clasificación en la que ya existía el ser huma- no, se hacía especial hincapié en los elementos cultu- rales. Mortillet planteaba para el Paleolítico la existencia de Achelense, Musteriense, Solutrense, Magdaleniense y para el Neolítico, el Robenhausiense (el definitivo reconocimiento del Auriñaciense fue muy complejo y no se resolvió hasta finales del si- glo XX). Vilanova, tras el Congreso Internacional de Antropología y Arqueología Prehistóricas de 1874, que tuvo lugar en Estocolmo, adaptó la clasificación de Mortillet, pero utilizando yacimientos españoles, de- nominando Matritense al Achelense (por San Isidro), Camerense al Musteriense (por Cueva Lóbrega en la Sierra de Cameros), del Solutrense no encontraría co- rrespondencia en España, Argecillense al Magdale- niense (por la cueva de Argecilla en Guadalajara) y
40
El poder del pasado: 150 años de arqueología en España