Page 37 - El poder del pasado. 150 años de arqueología en España
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Esto llevó a que ciertos investigadores europeos considerasen falsos algunos de los objetos expuestos, a pesar de que Juan de la Rada (1875) defendió su au- tenticidad en el discurso de ingreso en la Real Acade- mia de la Historia.
En 1869 aparece el volumen dedicado a Hispania del Corpus de Inscriptionum Latinarum, en el que E. Hübner recogió las inscripciones latinas antiguas no cristianas, estructuradas geográficamente según la di- visión administrativa de Augusto, y que se convirtió, a partir de ese momento, en una obra de referencia para todos los especialistas en la arqueología hispanorro- mana. La importancia de la obra reside en que «se ofre- cía, por vez primera, a la comunidad científica todos los textos epigráficos de la Hispania Romana en una edi- ción crítica y ponía al servicio de la Arqueología Hispá- nica un caudal inmenso de informaciones que iban a permitir no sólo la localización de ciudades hasta en- tonces desconocidas al ofrecer nuevos topónimos inédi- tos sino reconsiderar muchas localizaciones falsas que se había arraigado entre los historiadores españoles y portugueses por erróneas tradiciones historiográficas» (Stilow y Gimeno 2004: 338).
Para realizar su trabajo fueron fundamentales los viajes realizados por España, que le pusieron en con- tacto con la realidad arqueológica del país. En ellos co- pió y cotejó personalmente las inscripciones existentes in situ o en colecciones públicas y privadas o bien la trascripción de las mismas existentes en la Biblioteca Nacional o en la Real Academia de la Historia. Esto le puso en contacto con los intelectuales y arqueólogos más afamados del momento: Antonio Delgado, Aure- liano Fernández Guerra, Manuel Rodríguez de Berlan- ga, José y Manuel Oliver y Hurtado, Aureliano Ibarra, Manuel de Góngora y Francisco Mateos Gago.
La Revolución del 68 supuso el advenimiento de un dinamismo en Ciencia como pocas veces ha sucedi- do en la Historia de la Ciencia española. En relación con la Prehistoria, la irrupción del darwinismo permi- tió que tomara fuerza el nuevo paradigma sobre el ori- gen del ser humano y su cultura en sus primeras fases. Las luchas entre creacionistas y evolucionistas marca- rían todo el siglo XIX y buena parte del XX. Y en el caso de la Prehistoria, esa distinta forma de enfrentarse al origen del ser humano queda de manifiesto en nues- tros dos grandes prehistoriadores del último tercio del siglo XIX, Vilanova y Tubino; si Vilanova era un desta- cado creacionista, Tubino era evolucionista.
De este periodo podemos poner como hitos más importantes el renovado impulso que se dio a la Socie- dad Antropológica Española, la construcción del Mu- seo Antropológico del Doctor Velasco [fig. 13] y la crea- ción de la Sociedad Española de Historia Natural, que tanto estimuló las investigaciones prehistóricas en Es- paña durante el siglo XIX. En esa línea de estudios,
FIG. 13
Museo Antropológico del Doctor Velasco. En el su dueño había pensado instalar una Cátedra Libre de Medicina en 1875 donde se impartiría Prehistoria, sin embargo la cátedra no llegó a ponerse en marcha.
en 1871 Antonio Machado y Núñez crea la Sociedad An- tropológica de Sevilla.
El interés por la Prehistoria en Andalucía en los primeros momentos de la Revolución del 68 será muy destacado, pues a la labor de Machado en estos primeros momentos hay que señalar la de Guillermo MacPher- son, hermano del famoso geólogo, José MacPherson, quien excava en la Cueva de la Mujer (Alhama, Cádiz) en el año 1869 (García Sánchez y Jiménez Brobeil, 1985 : 69 ).
Tampoco habría acabado de la década de los 60 cuando un ingeniero, Rogelio de Inchaurrandieta, ex- cavando La Bastida (Totana, Murcia) descubría en 1869 una necrópolis de la Edad del Bronce cuyos resultados presentó al IV Congreso Internacional de Antropología y Arqueología Prehistóricas que se celebró en Copen- hague en 1869. Dada la trascendencia del descubri- miento se remitieron los materiales al año siguiente al Museo Arqueológico Nacional.
En 1872 Juan Vilanova daba a la imprenta en 1872 la obra Origen, Naturaleza y Antigüedad del Hombre, donde hace un trabajo de síntesis de los descubrimien- tos realizados en España y en el extranjero. En este mismo año se iniciará la publicación de la revista Mu- seo Español de Antigüedades, órgano oficioso del Museo Arqueológico Nacional creado bajo el impulso de Juan de Dios de la Rada y Delgado, quien más tarde llegaría a ser director del Museo. Esta revista, que permanecerá durante nueve años, dará amplia acogida a los estudios prehistóricos, acogiendo a los, por entonces, más des- tacados especialistas en la materia, Vilanova, Tubino, Fulgosio, etc., facilitado, sin duda, por el hecho de que la dirección estuviese ejercida por Rada y Delgado, jefe de la Sección Primera del Museo Arqueológico Nacio- nal ( Papí 2013 : 7 ). Y precisamente el primer tomo se abría con un artículo de Tubino sobre la «Historia y
 La etapa pionera de la arqueología española ( 1867-1912 )
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