Page 29 - El poder del pasado. 150 años de arqueología en España
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sición normativa, el objetivo de estos Museos de anti- güedades o arqueológicos era doble, por una parte «juntar y ordenar los monumentos históricos que ha- blan a la vista, testigos incorruptibles de las edades que fueron, y comprobantes irrecusables del estado de la in- dustria, de la ciencia, de las costumbres, de las institu- ciones y de la cultura general del país en las varias épo- cas de su historia». El segundo objetivo era «reunir estos vestigios, que tanto ayudan a esclarecer los anales de aquellas épocas que providencialmente vinieron preparando las vías de la civilización moderna».
Se trataba de crear un nuevo símbolo del Estado que, siguiendo la tendencia europea de crear grandes museos nacionales, reuniese en una única institución las colecciones de antigüedades dispersas hasta enton- ces en diferentes establecimientos con el fin de repre- sentar la historia de España, desde los orígenes a los tiempos más recientes, y ofrecer un panorama de las antiguas civilizaciones del resto del mundo, de manera que cualquier visitante pudiese admirar el testimonio de la cultura «de los muchos pueblos que pisaron nues- tro suelo y la de otros tantos que sufrieron nuestra domi- nación». Otra de las funciones del Museo era la poner estos objetos al servicio de los ciudadanos, contribu- yendo de este modo a su formación e instrucción.
Por la Real Orden Circular de 6 de noviembre de 1867, los fondos que se le asignaron fueron las colec- ciones arqueológicas, artísticas, históricas, etnográfi- cas y numismáticas de la Biblioteca Nacional, objetos americanos de época prehispánica guardados en el Real Gabinete de Historia Natural y materiales proce- dentes de la Escuela Diplomática y de las Reales Aca- demias de Bellas Artes de San Fernando y de la Histo- ria (Papí, 2008: 58-60).
A modo de ejemplo y solo por citar algunos de es- tas piezas fundacionales, mencionaremos la Tabula Hospitalitas [fig. 4] encontrada en las cercanías de Ron- da (Málaga) y el Mosaico de Astyanax y Kalendio, en- contrado en Roma [fig. 5], ambos procedentes del Gabi- nete de Antigüedades de la Real Biblioteca. Junto a ellos, destacar el epígrafe dedicado al emperador Nerva [fig. 6], hallado en el Pozo San Carlos de Rio Tinto.
También la Prehistoria fue representada en el re- cientemente creado Museo Arqueológico Nacional [fig. 7]. A finales de 1867 Vilanova dona a esa institución objetos prehistóricos procedentes de El Parpalló, Cova Negra, San Isidro, Imón (Guadalajara), Las Maravillas (Gandía), Tabernes, Cerro Muriano y de las francesas Dordoña, Saint Acheul, y Toulouse y de la Suiza Geor- gier Saint Auboin, lo cual motivó una Real Orden de gracias y la inserción en la Gazeta de Madrid de la Me- moria que escribió conjuntamente con Tubino. De he- cho, en 1867 se proyectó crear la Sociedad Prehistórica Española formada por Vilanova, Tubino y José Amador de los Ríos. La destitución de Amador de los Ríos como
FIG. 7
El Museo Arqueológico Nacional tras su inauguración en 1871. La sección primera.
director del Museo Arqueológico Nacional, tras la Sep- tembrina, dio al traste con el proyecto. Sin embargo, Amador de los Ríos, había incorporado al Museo Ar- queológico Nacional, en el breve periodo de tiempo que había sido director, a Manuel de Assas (Mederos 2014: 156), el más importante estudioso de los dólmenes es- pañoles del momento, como jefe de la Sección Primera del Museo, que se dedicaba principalmente a lo prehis- tórico. Fue sin duda en este contexto en el que en fecha tan temprana como 1867, Manuel de Assas en su Cróni- ca de la Provincia de Santander, ya realizaba un primer trabajo de síntesis de lo conocido hasta el momento en España, comparándolo con los hallazgos realizados en el resto de Europa.
Esta nueva institución necesitaba un personal que hiciera frente a los retos de su puesta en práctica. En 1856 se había creado la Escuela Superior de Diplo- mática, a la que la Ley Moyano (1857) convirtió en una de las escuelas superiores de instrucción pública que proporcionaban enseñanzas técnicas al margen de la Universidad Central, pues dependía orgánicamente del Ministerio de Fomento. Desde 1865 la Escuela se encargó de la formación de los miembros del Cuerpo
 La etapa pionera de la arqueología española ( 1867-1912 )
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