Page 229 - El Capitán Trueno. Tras los pasos del héroe
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FIGURAS LLENAS DE VIDA 227
R: ¿En ese momento no publicaba para Toray?
Es que necesitaba todo el tiempo. Fui un día a entregarle una página para el Chispa a Toray y me dijeron: «Lo siento mucho, pero se acaba Chispa». Les dije que ya tenía faena y que estaba dibujando para Grafidea una serie. Y me dice: «¿Me quiere traer sus originales, lo que esté dibu- jando?». Cuando vio los originales dice: «De un número a otro se nota la mejora». Y me ofreció trabajo en mejores condiciones que Grafidea. Yo le dije: «Lo siento señor Ayné, pero...». En primer lugar porque El Jinete ya estaba encarrilado y a mí lo que me interesaba era que cuajara. Además, este señor tuvo la atención de no dejarme en la calle y cómo lo iba a dejar yo a él, ¿verdad? Y tuvimos suerte. Todavía no comprendo el éxito. Lo atribuyo al guion, que era de Federico Amorós.
R: Usted ha entregado ya tres números de El Jinete Fantasma. Y le pagaban cuatrocientas pesetas. Supongo que, como la colección fue muy larga, le subirían después el precio, ¿no?
Yo me encontraba en una situación en la que no podía exigir, porque si me fallaba eso de Grafidea, no hubiera tenido más remedio que dedicarme a otra cosa. Y yo como comerciante soy la desdicha más grande que se pueda imaginar. Además, allí yo veía pobreza. No me atreví nunca a exigir nada. Hasta que, cuando vi que no podían o no querían pagar más, pues me marché, después de ocho años trabajando para ellos. Pero mire lo que ocurrió. Un día conocí a una familia que solía venir algunas veces al pueblo. Tenían dos niños, y como me invitaron un día a ir a comer con ellos, se me ocurrió llevarles dos tebeos de los míos. Y voy al quiosco y no quedaban, y voy a otro quiosco y no quedaban y voy a otro quiosco y no quedaban... Y al final, me voy a la distribuidora, que estaba en la calle Unión, y no quedaban. Y es que se agotaba la edición. Y la próxima vez que voy a la editorial digo: «Señor Matas, no me había dicho que se agotaban las ediciones». Y entonces, él mismo, espontánea- mente, dijo: «Pues bueno, hagámoslo así: según la tirada que hagamos, le pagaré». A partir de tal número, a partir de tantos ejemplares, tanto y a partir de tal, tanto. Se quedó en trece mil ejemplares.
R: ¿Y entonces cuánto cobraba?
Pues no recuerdo.
R: ¿Y por qué número de la colección fue eso, más o menos?
Pues sería más o menos alrededor del 10.
R: Ya en el 10 era un éxito tremendo...
Cuando fui a entregar el segundo cuaderno, me dieron un ejemplar impreso del primero. Como tenía prisa, me subí al tranvía y cuando vi aquello..., me puse colorado. Lo he contado alguna vez