Page 221 - El Capitán Trueno. Tras los pasos del héroe
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VÍCTOR MORA, CREADOR DEL CAPITÁN TRUENO 219
¿Cómo funcionaba entonces el tema de la autoría?
Yo me preocupé solo de mi trabajo, siempre fui un buen chico, hasta que vi todo el dinero que Bruguera ganaba a cambio de mi sueldo. «A lo mejor haces el tonto con este tema, Víctor», me dije. Fueron años de lucha. Cedí cosas, pero también conseguí otras. Al irme de la editorial, todos mis personajes estaban a mi nombre.
¿Acabaron mal?
No. Es cierto que me exprimieron mucho, pero también les debo mucho.
Los primeros números de El Capitán no iban firmados, ¿tiene algo que ver con esto de los derechos?
Es que el editor veía como una grosería por tu parte que quisieras firmar tu trabajo. Ahora nos suena absurdo, aunque en España no haya aún mucho respeto por el autor.
Empezó a firmar con seudónimo: Víctor Alcázar. ¿Tanto le costó usar su propio nombre?
Y el seudónimo ya fue una gran victoria en la lucha contra la cara dura. Lo de Víctor Alcázar fue un guiño a los censores. Me dije: «Víctor Alcázar les gustará» [se ríe].
Como escritor, ¿nunca le angustiaron los corsés que le imponía su trabajo?
No recuerdo aquellos años con rencor. Hice lo que pude, pero es cierto que, cuando empecé a escribir novelas, en los años sesenta, sentí una libertad inédita. Pensar solo en la historia en sí misma despertó muchas cosas en mí. De pronto, me sentí un escritor de verdad. De todos modos, las historias del Capitán gustaban a mucha gente y, supongo, también a los censores. Por eso no me molestaron mucho.
Pero fue a la cárcel, ¿no?
Sí, pero no por mi trabajo. Con todo lo que viví, rechacé el fascismo de una forma natural y me atrajo todo lo que se oponía a ello. Mi mujer y yo nos afiliamos al PSUC, que en los años cin- cuenta estaba prohibidísimo. Nos detuvo la Brigada Social por masonería y comunismo. Pasamos seis meses presos [sonríe].






















































































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