Page 222 - El Capitán Trueno. Tras los pasos del héroe
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220 FERNANDO GOITIA
¿Cómo fue?
Me amenazaron mucho, pero no recibí ni una bofetada. Debió de ser influencia de la gente de Bruguera, algo movieron. A Armonía, sin embargo, le dieron una buena hostia en el ojo. Claro, es una mujer dura y para hacerla callar la sacudieron. Tuvo suerte, porque en aquella época a la gente le daban unas palizas brutales en prisión. Luego, de vez en cuando, la Policía venía a casa de noche, a registrar.
Dice que no lo detuvieron por su trabajo, pero sus novelas no eran nada amistosas con el régimen...
Así es, pero mi etapa de novelista fue después de eso, ya en los años sesenta. En el franquismo puro y duro de los cuarenta y cincuenta no habría podido publicar esas cosas.
Antes hablaba de su madre. Y de su padre, ¿qué recuerdo le queda?
Tengo grabado lo que me dijo antes de morir. Llegó un día y me soltó: «Víctor, papá se va a morir. Has de ser valiente». Eso intenté siempre. Me decía que no llorara, pero he llorado más de una vez por él. Lo eché mucho de menos. Me influyó mucho, aunque solo viviéramos diez años juntos.
Y Armonía, ¿ha sido su Sigrid?
No. No tiene nada de Sigrid, ni yo de Capitán Trueno [se ríe], aunque también es una mujer extraordinaria. Cuando me dio el ataque en 1996, me caí por una cosa en el cerebro, y me sacó adelante. Sin ella estaría muerto o tonto [sonríe]. Cualquier otra me lleva a un asilo y que me cuide mi tía. Ya le dijeron los médicos: «Y usted, ¿qué va a hacer con este señor?». Y Armonía: «Se queda conmigo. Nos vamos a casa y nos iremos arreglando». Llevamos juntos toda la vida, nos conocimos en Bruguera; ella también era guionista, estuvimos juntos en la cárcel..., en fin.
Bueno, Víctor, pues eso es todo. Muchas gracias.
Ah, bien, ya hemos charlado. Tienes mucha paciencia.
























































































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