Page 92 - I estoria-ta: Guam, las MarianasI estoria-ta: Guam, las MarianasI estoria-ta: Guam, las Marianas y la cultura chamorra
P. 92
92
2 HUGUA. EL PERIODO COLONIAL
El galeón San Diego trajo además de cosas, ideas
en las cosas. Y entre estas cosas que traen ideas están los primeros libros que viajaron a las Marianas. Además de los catecismos, novenas y libros litúrgicos, escrito a vuelapluma en una esquina de la carta dirigida a Fran- cisco Bello en 1668 Diego Luis de Sanvitores comenta que traen algunos libros de Manila para la misión y que los padres traerán algunos más, pero solicita que se les provea de la «Conquista Espiritual del Paraguay por el padre Antonio Ruiz, padre Joseph Acosta de Procu- randa Indorum Salute, Política Indiana de Solórza- no y los dos tomos de Indiarum Lure.»
Diego Luis y sus compañeros se inspiraron sin duda en la Conquista Espiritual del Paraguay (Ruiz de Mon- toya, 1639) para establecer una estrategia de evangeli- zación y de reorganización política de las misiones al modo de reducción jesuítica, justificada también en la Política Indiana de Juan de Solórzano (1736: 180-186) o en la obra de Acosta (1984: 541). Debieron parecerles relevantes las similitudes políticas y geográficas como la alta descentralización del poder local y el patrón de asentamiento disperso entre guaraníes y chamorros o con las behetrías del Perú preincaico. En las islas Maria- nas, no existía «ni señor ni capitán»2 general de entre los jefes. El poder se repartía entre jefes de diversos clanes sujetos a constantes conflictos y alianzas y la fragmen- tación política repercutía en el tipo de asentamiento disperso que concedía ciertos niveles de autonomía a los distintos clanes. Según Morales y Le Gobien todas las islas estaban «llenas de aldeas esparcidas por las llanuras y montañas, algunas de las cuales constan de ciento o de ciento cincuenta chozas» (2013: 129).
El patrón de asentamiento, la complicada comu- nicación y la carencia de misioneros disponibles para administrar los sacramentos católicos, llevó a los pa- dres jesuitas a reorganizar a la población nativa en re- ducciones, emulando las gestas paraguayas. El padre Antonio Ruiz de Mendoza define las reducciones en la Conquista Espiritual (1639: 6r) como «los pueblos de indios que, viviendo a su antigua usanza en mon- tes, sierras y valles, en escondidos arroyos en tres y cuatro o seis casas solas, separados a legua, dos y más unos de otros, los redujo la diligencia de los padres a poblaciones grandes y a vida política y humana a bene- ficiar algodón con que se vistan: porque comúnmente vivían en desnudez aun sin cubrir lo que la naturaleza
2 Derrotero de los pilotos de la expedición de Legazpi Jaime Marín y Diego Martín, Archivo General de Indias (AGI) MP-Filipinas, 2, f. 6.
ocultó.» La política de reducciones se desarrollo en Guam principalmente entre 1680 y 1700 y finalizó con la reubicación de los naturales de la isla de Saipán en Guam en el año de 1731 (Hezel, 2021: 2). Evidente- mente esta recolocación de personas generó un gran cataclismo en la vida de los chamorros afectando entre otras cosas a la relación con la tierra y su propiedad, a las relaciones de poder y a los sistemas de parentesco.
Los sistemas tradicionales de poder indígena fueron integrados en las milicias de naturales que fueron los núcleos de la organización nativa colonial en las Maria- nas junto a la figura del fiscal indígena que se dedicaba a temas de doctrina y moral en los pueblos de indios reducidos. En el año de 1681 el Gobernador y capitán general don Antonio de Saravia, en una pomposa cere- monia militar, tomó los juramentos de fidelidad de los principales jefes aliados a los españoles, concediéndoles nuevos títulos y signos de poder colonial: Maestres de Campos, Capitanes, Alféreces y Alguaciles. Esta nueva jerarquía de líderes afectos a España y al Rey, sin duda basada en estructuras pre-coloniales, se integrará en las reducciones y en la vida diaria de los chamorros (Atien- za, 2013a), siendo vehículo no solo del cambio político sino también de la resistencia adaptativa del pueblo chamorro y de sistemas de poder tradicionales que se mantendrán vigentes hasta bien entrado el siglo xix.
En Guam, a diferencia del Paraguay, no se estable- ció un sistema de encomiendas, pero sí la tasación de los indígenas a través del trabajo en proyectos comu- nales o en productos. Debido al abuso de varios go- bernadores como Pimentel (1709-1720) o Sánchez de Tagle (1720-1725) entre otros, sobre esta prerrogativa, la narrativa de la Conquista Espiritual encontró un eco en la mente de los padres jesuitas que vieron en los gobernadores y sus mayordomos o alcaldes una versión de los abusivos encomenderos y banderian- tes del Paraguay. Antonio Ruiz de Mendoza cierra su obra copiando íntegramente la Cédula Real del 14 de abril de 1633 donde Felipe IV prohíbe de forma tajante el trabajo indígena en la provincia del Paraguay como forma de pago de impuestos y se busquen alternativas accesibles a los naturales en productos de la tierra.
Esta reclamación fue constante en las islas Marianas y causa de continuas disputas entre los principales grupos de poder: civil, religioso e indígena. Finalmente, según aparece en el censo de 1758, los padres jesuitas consi- guen hacer valer las normativas presentadas por Juan de Solórzano (1736: 185) en su Política Indiana don- de establece que «en sus pueblos no vivan españoles, negros, mestizos ni mulatos, sino es que sean mestizos