Page 218 - 100 años en femenino
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villana que llevaría hasta sus más altas cimas el folclore espa- ñol; su consagración llegaría muy pronto, cuando en 1915 actuó como primera figura en El amor brujo de Falla en el Teatro Lara de Madrid. Ellas dos son las reinas del cante y el baile flamenco en los años veinte, tanto que, según cuenta la leyenda, cuando en 1924 triunfa en los escenarios de Ma- drid una joven desconocida de origen argentino, Jacinto Be- navente la bautiza con sus nombres y de ese modo nace para los escenarios Imperio Argentina (1910-2003), que se conver- tirá, junto a Estrellita Castro (1908-1983), en la estrella más popular de la canción y del cine durante los años treinta. Ellas se convierten en las pioneras de un modelo de artista muy es- pañola, que a partir de los años cuarenta, con el auge de la co- pla y de figuras como Concha Piquer (1906-1990), se conocerá con el nombre de «folclóricas», cantantes de copla, de can- ción andaluza, enormemente populares gracias al cine y a la incipiente televisión, una curiosa figura que por un lado re- presenta valores muy tradicionales, pero por otro son muje- res libres en su forma de vivir que no responden a los patrones impuestos por el franquismo: nombres tan conocidos como Lola Flores, Carmen Sevilla, Rocío Jurado, Sara Montiel... que comparten popularidad con actrices de revista como Celia Gámez o mitos infantiles como Marisol. Nombres de mujer que poblaron el imaginario español durante una época en la que la mujer seguía mirando la vida a través de la ventana.
Pero del final del franquismo nace otra música, otras mú- sicas, el pop y el rock, la canción protesta, las cantautoras. Canciones en otras lenguas españolas, María del Mar Bonet, Marina Rossell, Rosa León, Cecilia... Tanto en la música cul- ta como en la popular, en el cine o en el teatro, al igual que ocurrió con la escritura, la presencia de la mujer es cada vez más habitual, más fuerte y más constante. Hace años que está definitivamente inmersa en el río de la creación, como pedía Ángela Figuera, nadando incluso contracorriente.
60—Catalina Bárcena fue la mujer por la que Gregorio Martínez Sierra abandonó a María Lejárraga, originando uno de los grandes escándalos de la época.
219—Mar García Lozano Rutas ignoradas. Mujeres en la literatura y en la música del siglo XX