Page 202 - 100 años en femenino
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1926 se creó en Madrid, en la Casa de las Siete Chimeneas, actual sede del Ministerio de Cultura, el Lyceum Club Femenino, bajo la presidencia de María de Maeztu y las vicepresidencias de Victoria Kent e Isabel Oyarzábal. El cargo de secretaria lo ostentó primero Zenobia Camprubí, y después Ernestina de Champourcín. Enseguida se convirtió en un referente de la vida cultural madrileña. La prehistoria de la relación entre la Institución Libre de Enseñanza y la educación de la mujer la había escrito Concepción Arenal al colaborar directamente con Giner de los Ríos.21 Maeztu per- tenece a una familia singular que puso en práctica los idea- les educativos regeneracionistas; concretamente su madre, Juana Whitney, influyó enormemente en su vocación peda- gógica. Su formación la completó el magisterio de Ortega y Gasset en la Facultad de Filosofía de Madrid, donde se licen- ció en 1915, y la relación de fraternidad y admiración que estableció con Unamuno, a quien conoció a través de su her- mano Ramiro, gran amigo del escritor bilbaíno.22
El Lyceum Club fue atacado, sin embargo, desde muchos frentes: para Margarita Nelken23 era demasiado conserva- dor; para gran parte de la intelectualidad masculina de la época estaba demasiado respaldado por los maridos de las señoras –«el club de las maridas» llegaron a llamarlo des- pectivamente– y para los sectores más involucionistas del movimiento femenino era demasiado avanzado. Sin embar- go, y a pesar de todo eso, aglutinará a la mayor parte de las escritoras de la nueva generación, que van a encontrar en el nuevo asociacionismo femenino una forma distinta de estar presentes en la vida cultural y literaria de la época. En Bar- celona, el Lyceum Club se crea en 1931, en el número 39 de la Via Laietana, y en él participaron algunas de las mujeres que durante los años veinte y treinta renovaron el panora-
18—Josefina de la Maza, Vida de mi madre, Concha Espina, citado por Amparo Hurta- do, op. cit., pág. 149.
19—Véase la introducción de Victoria López-Cordón en su edición de Sofía Casanova, La revolución bolchevista, Madrid, Castalia, 1989; y el estudio de María del Carmen Simón Palmer, «Tres escritoras españolas en el extranjero», Cuadernos Bibliográficos, 1987, págs. 157-180.
20—Véase Shirley Mangini, op. cit.,pág. 55. También Susan Kirkpatrick le dedica un capítulo en Mujer, modernismo y vanguardia en España, cit., págs. 29-54.
21—De hecho, según señala Inmaculada de la Fuente, Arenal fue la inspiradora de muchas de las nuevas ideas de las mujeres institucionistas, véase Shirley Mangini, op. cit., pág. 71.
22—Sobre María de Maeztu, véase Isabel Gallego y M.a José Jiménez (eds.), Españolas del siglo XX promotoras de la cultura, Málaga, Cedma, 2003, págs. 27-61; y Antonina Rodri- go, Mujeres de España, las silenciadas, Barcelona, Plaza y Janés, 1979, págs. 127-138.
23—Tampoco Carmen de Burgos o Concha Espina frecuentaban el Club, porque eran mujeres divorciadas, véase Shirley Mangini, op. cit., págs. 210-211.
203—Mar García Lozano Rutas ignoradas. Mujeres en la literatura y en la música del siglo XX


























































































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