Page 102 - 100 años en femenino
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 Cartel electoral en contra
de la Constitución
1978
Colección Carlos Velasco, Madrid
doméstico. En el terreno educativo, los partidos de izquier- das prometían la creación de un sistema plenamente coedu- cativo e igualitario en todos los terrenos de la enseñanza. En el aspecto laboral, estos partidos incluían condiciones de igualdad para acceder al trabajo remunerado y creación de servicios colectivos (comedores, guarderías...) que facili- taran la incorporación de la población femenina al trabajo extradoméstico. Todas estas reivindicaciones, y las grandes movilizaciones populares que se desarrollaron en torno a la campaña electoral, posibilitaron una importante participa- ción de las mujeres en las mismas, así como el aumento de su conciencia política.
La consagración del principio de igualdad y de no discrimi- nación por razón de sexo quedó reflejada definitivamente en el artículo 14 de la Constitución de 1978. Dos años después, el Estatuto de los Trabajadores establecía el principio de igual- dad de trato entre hombres y mujeres en cuanto al acceso al empleo (art. 4.2), así como la igualdad en las condiciones de trabajo (art. 17.1), la promoción en el trabajo (art. 24) y los salarios (art. 28). A partir de la Constitución de 1978, y con la salvedad de las limitaciones a la Jefatura de Estado, que da la preferencia al varón en la sucesión al trono, se han eli- minado todos los obstáculos legales a la participación de la mujer como electora, elegida y gobernante. La Constitución, progresista en su contenido, no contemplaba sin embargo el derecho a controlar la natalidad, derecho que la izquierda mantuvo fuera del texto, consecuente con el consenso que había establecido con las fuerzas de la derecha democrática. El debate sobre el texto constitucional polarizó las posicio- nes del movimiento feminista y marcó la exigencia de defi- nir su estrategia política y su relación con las instituciones. Las mujeres con una doble militancia, bien en partidos par-
5—En Madrid, la Plataforma de Organizaciones Feministas incluía, al igual que en Barcelona, grupos que admitían la doble militancia como el MDM/MLM, movimiento creado en 1965 por militantes del PCE, Mujeres Juristas, Mujeres Separadas, voca- lías de mujeres de las asociaciones de vecinos, y el FLM (Frente de Liberación de la Mujer), que se autodefinía como «movimiento feminista autónomo, independiente de los partidos políticos y organizaciones sectoriales» y que constituía un intento de conciliar la militancia feminista con una alternativa global de lucha por el socialismo. Entre los grupos partidarios de una única militancia se encontraba fundamentalmen- te el Seminario Colectivo Feminista, que, al igual que el de Barcelona, entendía que la mujer constituía una clase social y como tal debía construir su propia organización. Otros grupos de mujeres se organizaron en torno a las vocalías de las asociaciones de vecinos y realizaban una lucha feminista y política admitiendo por tanto la doble militancia; y, por último, había organizaciones que poseían un programa de carácter sectorial: Grupos de Planning Familiar, Mujeres Universitarias, Mujeres Separadas y Mujeres de Comisiones Obreras. Pilar Folguera, «De la transición política a la pari- dad», en Pilar Folguera (ed.), El feminismo en España. Dos siglos de historia, Madrid, Fundación Pablo Iglesias, 2007.
103—Pilar Folguera Integrando el género en la agenda política. Feminismo, Transición y democracia



























































































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