Page 101 - 100 años en femenino
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necesidad de diseñar una estrategia «para lograr la emanci- pación de la mujer» que al mismo tiempo estaba dirigida a conseguir una sociedad socialista, y se evidenciaba la necesi- dad «de establecer una táctica a corto plazo» dirigida a esta- blecer un régimen democrático. Con ello se intentaba definir las posiciones del «feminismo socialista o feminismo-lucha de clases» que admitía como válida la doble militancia, esto es, la militancia en organizaciones feministas y en la lucha estrictamente feminista, y en organizaciones políticas o sin- dicales que poseyeran una estrategia común a esta corriente del feminismo.
La celebración de ambas Jornadas marcó el periodo de expansión del movimiento feminista. Las diversas posicio- nes mantenidas en torno a estrategia y táctica a seguir entre las feministas radicales e independientes de los partidos y las feministas partidarias de la doble militancia, así como la diversidad geográfica y política del país, determinaron la proliferación de grupos. En Barcelona, la Coordinadora de Organizaciones Feministas, que realizó durante estos años campañas unitarias en torno al 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, a la amnistía para los delitos de las mujeres, en contra de las violaciones o por una ley de divorcio justa, inte- graba un número importante de organizaciones. En Madrid, la Plataforma de Organizaciones Feministas agrupaba, al igual que en Barcelona, grupos que admitían la doble mili- tancia. En cuanto al País Vasco, la Asamblea de Mujeres encuadraba fundamentalmente a mujeres pertenecientes a alternativas nacionalistas.5
El conjunto de estos grupos participó en la campaña electo- ral del 15 de junio de 1977. La casi totalidad de los partidos políticos ofrecían un programa dirigido a las mujeres. La derecha democrática reconocía la igualdad formal entre hombres y mujeres, la necesidad de una política educativa y cultural para la mujer, así como la protección a la familia. Entre los liberales y democratacristianos el programa elec- toral era similar, aunque algunos hacían referencia a la reforma del derecho de familia y la necesidad de incremen- tar los servicios sociales. Los partidos socialistas y comunis- ta, así como los situados a la izquierda del PCE, recogían, al menos programáticamente, todas las demandas de las muje- res, propugnando la plena igualdad entre los sexos en los ámbitos jurídico, laboral y familiar, así como la creación de servicios colectivos que permitieran socializar el trabajo
102—Pilar Folguera Integrando el género en la agenda política. Feminismo, Transición y democracia