La Huella de Roma desvela el significado y la relevancia de las aportaciones de la institución a la cultura española y europea. La selección de piezas que aquí se presenta, sólo una de las muchas selecciones posibles, suma ejemplos de las diversas facetas creativas e investigadoras presentes en el trabajo de los residentes, y está acompañada de material documental en su mayoría procedente del archivo de la propia Academia, al que se unen conjuntos de colecciones particulares. De todo ello resulta un relato nuevo, alternativo al tradicional, tanto de la historia de la Academia como, por extensión, del arte moderno y contemporáneo en España. En él se mezclan tiempos, generaciones y técnicas, y se combinan temas clave como la reivindicación del magnetismo de Roma, una urbe en la que conviven todas las épocas; la fascinación por el viaje a tierras lejanas, pero también el viaje interior; la evolución del territorio del arte y el pensamiento; el estímulo y el reto de la convivencia en un lugar lleno de posibilidades y, por encima de todo, la capacidad transformadora de interesantes mentes creativas que ha tenido y tiene la Academia, haciendo intuir un fascinante camino futuro.
La estructura curatorial de la muestra, que tiene como objetivo trazar una lectura sintética de siglo y medio de historia, se conforma a través de cinco grandes conceptos: Faro, Comunidad, Roma, Viaje y Taller, que, con una mirada actual, reflexiona desde el presente y parten de un exhaustivo análisis de la historia de una institución que se proyecta al futuro.
Este proyecto celebra los 150 años de historia de la institución desde que, el 8 de agosto de 1873, el gobierno de la Primera República española publicara en la Gaceta de Madrid el decreto de creación y el primer reglamento de la Escuela Española de Bellas Artes en Roma, que poco después pasaría a denominarse Academia Española de Bellas Artes en Roma. Desde sus inicios, el objetivo fue apostar por la formación artística dando respaldo oficial a la histórica presencia de creadores españoles en Roma, una ciudad cuyo impacto cultural mantiene todo su vigor incluso cuando París, Berlín, Viena, Londres o Nueva York emergen como otras posibles referencias. Desde entonces, por la Academia han transitado destacados artistas e intelectuales, ya sea como directores, pensionados o becarios, vertebrando una comunidad en la que se han producido obras que hoy forman parte del legado artístico del país. En este sentido, el conjunto de obras prestadas para esta exposición demuestra la vasta difusión del patrimonio creado en Roma en las principales instituciones culturales del territorio así como en numerosas colecciones privadas.
Dada la especial relación histórica y actual del arte valenciano con Italia, el Museu de Belles Arts de València, una institución crucial en el panorama de la cultura nacional, con una visibilidad cada vez mayor y una clara vocación europea, se ha configurado como la sede ideal para acoger esta muestra. Así lo corroboran también la calidad de sus espacios, sus colecciones y su ambicioso programa expositivo.