La artista Carolina Cruz realiza una acción improductiva y absurda: caminar en círculos en distintas localizaciones de Edimburgo. La exposición consiste en la documentación de esta acción con fotografías del lugar, el título de la acción, acompañada por el diámetro del círculo, identificación del lugar, el día y duración. Se pondrá en valor el lugar y la interacción directa de este emplazamiento con la artista.
Se camina en círculos porque se está perdido, porque se está atrapado en un ciclo sin fin, como declaración de resistencia ante el mundo y sus injusticias, que no paran de repetirse. Caminar en círculos mientras la tierra gira sobre sí misma y alrededor del sol, mientras la luna gira alrededor de la tierra. Caminar el círculos como el perro prisionero alrededor de su caseta, como la eterna repetición del ciclo de la vida y las estaciones. O caminar en círculo como hacen los taoistas: para no estar perdido, para calmar la mente y el corazón, para volver a encontrar el sentido y asumir el sin-sentido. El hecho de que la exposición tenga lugar en un centro comercial, le da todavia más valor a esta acción. Caminar sin rumbo, sin objetivo, de manera totalmente opuesta al recorrido en un centro comercial: totalmente dirigido y condicionado por un único objetivo: el consumo.