Page 314 - El rostro de las letras
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LA MÁSCARA DE LAS LETRAS
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  ta, narradora y corresponsal de guerra. En las vísperas republicanas se distinguió por su militancia feminista y anticlerical, cercana a la colla de Victoria Kent. Frecuentó la amistad de los fotógrafos, con Alfonso padre y Marín sobre todo, que nos han dejado el testimonio gráfico de su fugaz y rotunda belleza, cuando fue joven, de mujer poderosa, ancha y matronil, cuando lo fue menos, pero que aún encandilaba a los hombres por su leyenda de mujer libre y adelantada a su tiempo. De Ciro Bayo (1859-1939), en cambio, se conocen pocos retratos, algunos de Marina publicados en el semanario Estampa, en mayo de 1933, otros sin firma que ilustraron otro reportaje de Blanco y Negro en 1936, y unos pocos anónimos, que se publicaron como frontispicio de su libro Chuquisaca, editado en Bolivia en 1912. Hijo natural de un conocido banquero de la Corte de Isabel II, carlista en sus días de adolescencia, viajero impeni- tente por el ancho mundo, amigo de Valle-Inclán y de los hermanos Ba- roja, admirado por todos y perdido luego en los laberintos de la Guerra Civil, su persona siempre estuvo instalada en la leyenda. Azorín le llamó caballero andante, los Baroja narraron sus viajes con él en sus días juveniles y Valle-Inclán le incluyó como Don Gay en su nómina de per- sonajes de Luces de bohemia. Su vida se fue extinguiendo conforme se agotaba la Guerra, en el apacible refugio de la Residencia de Escritores
Casi todos los retratos conocidos de Ciro Bayo los realizó MARINA en 1933 para el semanario Estam- pa. Sobre estas líneas, retrato del escritor en 1912. (Colección Pedro Fernández Melero)
 






























































































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