Page 278 - El rostro de las letras
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LA MÁSCARA DE LAS LETRAS
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 su libro, Mi infancia y juventud (1939): “La impresión producida en mí por la fotografía ocurrió más tarde, creo que en 1868. Años antes había yo topado con tal o cual fotógrafo ambulante de esos que, provistos de tienda de campaña o barraca de feria, cámara de cajón
y objetivo colosal, practicaban, un poco a la ventura, el primitivo proceder de Daguerre”. Su relación con la fotografía fue constante desde entonces. A lo largo de decenas de años de apasionada afición, impresionó cientos de fotografías de las tierras que conoció y dece- nas de retratos y autorretratos, algunos de un ingenuo narcisismo, como los realizados en sus días de juventud. Cuando se convirtió en gloria nacional, premio Nobel, científico insigne y escritor de éxito,
le buscaron los grandes fotógrafos de su tiempo. Entre sus mejores retratos destaca el excelente de Francisco Goñi, en el que don Santia- go posa distraídamente en el estudio del escultor Agustín Querol (pá-
Santiago Ramón y Cajal fue uno de los primeros y más destacados fotógrafos aficio- nados españoles. A la derecha de la imagen le vemos con una de sus primeras cámaras, en sus días de residencia en Valencia. 1885 (Colección Albert Monzó)
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