Page 238 - El rostro de las letras
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ESCRITORES Y FOTÓGRAFOS
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Paseo del Prado (1932), oscuro y transparente, con sombrero duro y botines inmaculados, dibujando ya su futura estatua de piedra; la de Federico García Lorca (1930), con las manos tímidas refugiadas en la bata de andar por casa y una tristeza infinita en la mirada; o la estampa ya clásica de Antonio Machado (1933), sorprendido en un velador de mármol del Café de las Salesas, que se ha convertido en la imagen canónica del que fue el más grande, sabio y cercano poeta español del siglo XX.
José Campúa (Jerez de la Frontera, 1870-Madrid, 1936) fue el único profesional que se aproximó a Alfonso, en laboriosidad y talento. De todos los grandes reporteros, sólo él llegó a inquietar seriamente al maestro. En Melilla se encontraron los dos en 1909, Alfonso en- viado por El Heraldo y Campúa por Nuevo Mundo. Ambos fueron condecorados por su trabajo, y desde entonces nunca dejaron de ser tan grandes amigos como tenaces competidores. Fueron las suyas trayectorias y vidas paralelas, y aún habrían de coincidir en nume- rosas ocasiones, siempre mirándose de reojo. Aunque sus años de iniciación en Jerez de la Frontera con el fotógrafo González Ragel
le inclinaron al retrato, pronto supo Campúa que su camino estaba en el reportaje. Ingresó en Nuevo Mundo en 1904 y no tardó en
José Campúa (a la derecha de la imagen) fue el cronista oficial de Alfonso XIII, tarea que desempeñó también Francisco Goñi que le acompaña en la fotografía. Hacia 1910. Sobre estas líneas, Campúa con Alfonso XIII. Hacia 1920 (Colección particular)
  




























































































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