Page 204 - El rostro de las letras
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EL OJO DE LA HISTORIA
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  ción y la Regencia. Su primer estudio lo estableció en 1875 en la calle Visitación, cinco años antes de crear su célebre Fotografía de la calle de Fuencarral, en la que llegaron a trabajar no menos de
30 personas en sus mejores días, entre ellos José Campúa, Alfonso Sánchez García y Dubois. Por entonces, la prensa ilustrada exigía
a los fotógrafos nuevos hábitos profesionales, más acordes con las crecientes demandas del público. Aunque el retrato constituía aún la base principal del negocio de los estudios, los profesionales de- bieron buscar, no sólo nuevos modos de retratar, sino de registrar el inagotable espectáculo de la vida. Y fue Compañy el más ilustre representante de este nuevo grupo de reporteros, que buscó a sus modelos en los cafés, las redacciones, en las calles y en los frentes desolados de la guerra de África. Si Franzen llevaba a las páginas de Blanco y Negro a los aristócratas madrileños sorprendidos en sus propios salones, Compañy publicaba en Nuevo Mundo imágenes de los literatos que frecuentaban los cafés y las tertulias, como las que se celebraban en su propio estudio, donde alguna vez les retra- tó en los años inaugurales del siglo XX, cuando la mayoría comen- zaba a darse a conocer. Francos Rodríguez recordaba en el número de Blanco y Negro correspondiente al 14 de febrero de 1923, uno de estos memorables retratos de grupo. “Compañy –escribió el célebre periodista– se llamaba un popularísimo fotógrafo prematuramente muerto. En los primeros meses del primer año del siglo que corre quiso el artista reunir en su estudio a varios representantes de realidades manifiestas o de halagadoras esperanzas en la literatura y en el periodismo, y a la cita de Compañy acudió la mayoría de los invitados, hasta el número de veinticuatro [...]. Quienes en ella fi- guran como muchachos –Benavente, Azorín, los Quintero, Maeztu, Zamacois, Camilo Bargiela, Pío Baroja, Ricardo Catarineu, Navarro Ledesma ...–, se han convertido en hombres maduros; algunos, están hoy en la vejez o a sus puertas; de otros, sólo queda el rastro doloroso de la muerte”. En 1899 reunió Compañy a un grupo de colaboradores de La Vida Literaria, con motivo de un homenaje a Gómez Carrillo. En el grupo encontramos a Alejandro Sawa, Rubén Darío, Ramón María del Valle-Inclán y al propio Gómez Carrillo. De hecho, casi todos los retratos de grupo que entonces publicó
la prensa son de su mano, como el que apareció en 1911 en Nue-
vo Mundo de los directivos de la efímera Academia de la Poesía Española, en su primer acto público, “al posesionarse” del local que les cedió en la mismísima Presidencia del Consejo de Ministros el
Junto a Ch. Franzen, Manuel Compañy fue el gran testigo gráfico de la España de la Restauración y la Regencia. Su popularidad se refleja en la portada que Madrid Cómico le dedicó en su edición de 14 de dicembre de 1901. (Real Academia de Bellas Artes de San Fernando)



























































































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