Page 182 - El rostro de las letras
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LA APOTEOSIS DE LOS CAFÉS
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 Pero fue en los umbrales del nuevo siglo cuando se inauguró el gran momento de los cafés barceloneses. El Ensanche no sólo amplió las calles y las nuevas avenidas, sino que ensanchó también el espacio
de los nuevos cafés, ubicados en las cercanías de Gracia y la Plaza de Cataluña. Un cambio radical que comportó otro no menor en el propio aspecto de los establecimientos, que, en pleno arrebato modernista, competían en lujo y comodidad. El emblema de los nuevos cafés fue
el Alhambra, en cuya célebre tertulia se reunían los escritores con
los artistas y los fotógrafos del grupo de Audouard y Amadeo, muy próximos al mundo teatral de Barcelona. Ubicado en la Rambla de Cataluña, el Alhambra era tan inmenso que también se podía entrar y salir de él por el Paseo de Gracia. No le iba a la zaga el café Torino, en el chaflán del Paseo de Gracia y la Gran Vía, quizás el más lujoso de su tiempo. Las peñas literarias buscaron acomodo en los cafés y en otros lugares como el nuevo Ateneo, donde se reunía la llamada Penya Vella,
ALFONSO. Homenaje a “Don Nadie” en la ter- tulia de Pombo. En primer plano, Salaverría, Gómez de la Serna y Paco Vighy. En segunda fila, Luis Bagaría (con chalina de lunares), Ignacio Zuloaga y Valle-Inclán. En la mesa, Araquistáin, Juan del Encina, Salvador de Madariaga y Enrique Larreta. Detrás de la silla vacía, José Bergamín (con los ojos cerrados), el pintor José Gutiérrez Solana y su hermano Manuel. En la penúltima fila, Pedro Sainz Rodríguez y Melchor Fernández Almagro (se- gundo, a la derecha). Con sombrero y chalina, Jacinto Alcántara. Mayo de 1922 (Archivo Fotográfico ABC)




























































































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