Page 144 - El rostro de las letras

RETRATOS PARA TODOS 127
món Cilla, publicados en Madrid Cómico (1896 y 1899), La Cari- catura (1885) y Revista Cómica (1899). Sus retratos fotográficos, además de escasos, se han conservado mal, y la mayoría son de autor desconocido. Desde ellos nos mira con gesto un tanto desabrido, de persona que se lleva mal con su imagen, la mirada parapetada tras unos quevedos en cinta, que eran como la insignia de su rostro, que trataba de ocultar tras la apretada barba y los bigotes. De su poca afi- ción por retratarse da cuenta su correspondencia con Pérez Galdós. El 5 de diciembre de 1887 le escribe Leopoldo Alas a don Benito: “No le he escrito a Vd. antes porque quería acompañar mi carta de mi vera efigie que Vd. pide; pero el caso es que mis retratos de antaño son ya demasiado legendarios o leyendarios como dirían los clásicos, y para hacerme uno nuevo necesito previamente parecerme menos al Marqués de Molins, es decir, cortarme pelo y barba. Pero dentro de unos días cuente Vd. con el retrato”. El envío debió demorarse más de lo deseable, por lo que se deduce de la respuesta de Clarín, tres meses después (17 de marzo de 1888) a una nueva solicitud de don Benito: “Córtese Vd. el pelo y la barba, madrugue, vaya a casa del fotógrafo, colóquese en una actitud digna y modesta a la par, según entiende el fotógrafo la modestia y la dignidad, haga Vd. todo esto por un amigo, y después aguante que el tal le llame perro nada más porque Vd. no le ha enviado todavía el retrato hecho exclusivamente para él. ¡Allá va mi retrato y el de mi primogénito!”. Gracias a la afición de Galdós por reunir los retratos fotográficos de sus amigos, especialmente los retratos dedicados, hoy se conserva este retrato de Clarín, realizado por el fotógrafo asturiano Ramón del Fresno en los primeros días
de 1888. El retrato se publicó en foma de grabado en La Ilustración Española y Americana, y se ha convertido en la imagen canónica
de Clarín. Pero el retrato mejor del escritor, y el más desconocido también, lo incluyó el fotógrafo Conde Caminero en una orla de la Facultad de Derecho de la Universidad de Oviedo, correspondiente al curso 1899-1900, unos meses antes de la muerte de Clarín, cuando acababa de rebasar la frontera del medio siglo de vida.
Si se repasan los menguados restos de los retratos fotográficos de escritores milagrosamente conservados en los archivos públicos y privados, sorprende su calidad y su número. Cualquier segundón de las letras vive todavía en la edad eterna de las cartulinas sepia de los fotó- grafos, a pesar de la desidia y el desapego por la fotografía de nuestras autoridades culturales, académicas y universitarias. Un buen ejemplo
ANÓNIMO. Retrato de juventud de Leopoldo Alas. Hacia 1875 (Archivo fotográfico ABC)